Opinión

Daniel Cataño: Agredido y agresor. Cómo escala la tragicomedia en el fútbol

Daniel Cataño: Agredido y agresor. Cómo escala la tragicomedia en el fútbol

Por Jhonny Alexander Lozano Bermúdez - Docente-Unibagué


Lo cómico:

Un ciudadano en condición de sobrepeso salta con dificultad una cerca. Acelera, en la medida de sus posibilidades, sobre el césped, muerde sus labios y con torpeza asesta un “calvazo” a un deportista de alta competencia. El atleta voltea, divisa a su agresor y emprende la persecución.

En medio de la poca habilidad, la nula cadencia y a puro sentido de supervivencia el cazador ahora es presa. Huye descoordinado y asustado. El deportista lo alcanza con facilidad y devuelve la agresión con intereses de usura. Había 800 policías en el operativo y ninguno pudo detener la carrera lenta del aficionado.

Lo dramático:

Las redes y el periodismo corean al unísono los lugares comunes de siempre: “no es un hincha, es un desadaptado disfrazado de hincha” “pudo haber sido una catástrofe“¿qué tal que hubiera entrado con un cuchillo, con un machete, con un hacha, con una motosierra?”

Los pedidos de justicia inmediata para el agresor parecieran síntomas de una sociedad escandinava para la cual los episodios violentos son solo noticias lejanas que llegan desde el sur global. El moralismo exacerbado nos impide un análisis de las causas que originan la violencia, o por lo menos, este hecho en particular.

Lo trágico

El discurso violento en contra del jugador agredido/agresor ha venido escalando desde la final de 2022 A en redes sociales. Ayer, los carteles, los cánticos y los insultos estaban dentro del paisaje de lo que se ha normalizado en el fútbol profesional. El volante de Millonarios, afectado por el ambiente, hizo gestos y ademanes para responder a la tribuna. Luego, sucedió la agresión y el partido no se pudo jugar. A la salida del equipo bogotano, el bus fue apedreado en una muestra de que los actos de violencia hubieran podido llegar a decibeles más altos si el partido se jugaba.

Una equivocación del árbitro, una mala interpretación del VAR, cualquier situación de presunta injusticia en el campo habría activado para mal a la hinchada, que local o visitante era numerosa y estaba enardecida.

La resolución:

Seguramente van a suspender el estadio por varias fechas. Parte de la platica del abono se perdió y el club buscará compensar a sus fieles de alguna forma. Millonarios debería perder los puntos por desacatar las instrucciones del árbitro, Wilmar Roldán, quien evidentemente tenía intención de iniciar el partido.

Al hincha que agredió al futbolista le darán algún comparendo y a lo mejor graba un video vestido de blanco y con cara de arrepentido al lado de su familia, como lo han hecho los políticos que han cometido verdaderos crímenes; al jugador le darán dos fechas de sanción por la roja directa. Todas las soluciones son predecibles porque el problema ya estaba y estará siempre predicho.

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