Por Sebastián Alvarado - Periodista

Fue radicado el proyecto de la reforma a la salud, que dejó muchos sinsabores en los colombianos, incluso entre algunos de los mismos miembros del pacto histórico. Este es el caso de Roy Barreras, quien afirmó que “Si se aprobara la reforma a la salud de la ministra Corcho, tendríamos una crisis inmanejable”.

Y no es para menos, pues uno de los puntos clave de este documento, es que se elimina la intermediación de las EPS y, sería directamente Adres girando el dinero a Hospitales y Clínicas de todo el país. Esto significa que la administración de la Salud pasaría de las manos de los privados (EPS), a las manos públicas a través de las Juntas Territoriales.

Recordemos que el presidente Gustavo Petro en campaña, prometió que uno de los puntos del cambio sería acabar con las EPS. “Vamos a transformar esas EPS de las cajas de compensación en instituciones prestadoras de salud, es decir a reconocer sus clínicas e infraestructura, en protección en salud, y a girar directamente del ADRES los recursos que demandan sus servicios”, planteó el entonces candidato”.

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Algo que parecería que sigue la coherencia de su propuesta, de no ser por las declaraciones que realizó el Ministro del Interior hace unos días, antes de que saliera el documento, cuando dijo que el proyecto bajo ninguna circunstancia elimina las EPS ni tampoco les pone un término de transición de subsistencia. Entonces sí, encontramos otra inconsistencia, otro cambio de parecer del Gobierno Petro.

Por otro lado, habría que plantearse el problema de los CAPS en cuanto a la congestión que en ellos se genera. Tenemos que tener en cuenta que hay cerca de unas 27.000 personas a la redonda, lo cual deja abierta la incógnita de si el gobierno podrá manejar esta situación, o si se prestaría un servicio aún con menos garantías que el actual.

Dicho todo esto, quisiera dejar en claro que yo estoy de acuerdo con una reforma a la salud, pero no como esta, una reforma llena de vacíos, de más preguntas que respuestas, de incertidumbres, una reforma que juega con más intereses políticos que con el beneficio de los demás. Quisiera pensar en una reforma que vaya de la mano con el compromiso con los ciudadanos, con el bienestar de niños, jóvenes, adultos y personas de la tercera edad, una reforma que merecen los millones de habitantes de este país.