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Opinión

Cinismo democrático

Cinismo democrático

Por Óscar Perdomo Gamboa - Escritor


Sólo en los últimos días hemos tenido los casos de Ciro Ramírez, Edward Rodríguez y, sobre todo, el otrora impoluto e idolatrado candidato presidencial Óscar Iván Zuluaga, quien no sólo recibió dinero de Odebrecht, sino que involucró a su hijo y hasta a su esposa al pasarle bienes antes de la imputación. Y eso que Iván Duque estaba en el baño (entran risas grabadas).

Ese es el motivo de tantos ataques a Gustavo Petro desde que era senador. Al hoy presidente nunca le tembló la mano para señalar éstos y otros casos de corrupción de la ultraderecha, empezando por la parapolítica y terminando con Odebrecht.

Y se acaba de saber que otro de los contradictores del mandatario, quien brama sobre golpes de Estado y dignidad de las fuerzas militares, le daba armas al Clan del Golfo. El general Zapateiro, o mejor, el general de la mafia, es otro ejemplo de la podredumbre de las cúpulas del poder y del cinismo que ostentan. Es aborrecible que un general de la República de al narcotráfico las armas que han de matar a sus propios soldados.

Pero el campeón del cinismo, la medalla olímpica de oro en la categoría descarado nivel dios, es el imputado Álvaro Uribe Vélez. Tras usar a Zuluaga como títere, ahora lo arroja a los lobos para salvarse a sí mismo y a su hijo Tomás, que también tiene rollo con Odebretch.

Después de años de alabarlo y tratar de montarlo a la presidencia, ahora lo desconoce y se siente traicionado y decepcionado. Qué ridículo, parece la letra del Santo Cachón: “ahora dices tú que no es así, que ese era un primo que estaba allá…”

Pero lo más ridículo siempre serán las legiones, cada vez más escuálidas, de obtusos mentales que siguen creyendo que Álvaro Uribe es una santa paloma (no de la paz, claro) traicionada por sus buenos muchachos, y que a sus espaldas fueron los delitos de Andrés Felipe Arias, Luis Carlos Restrepo, Diego Cadena, María del Pilar Hurtado, Diego Palacio, Jorge Noguera, Álvaro Prada y un infinito etcétera que cada semana se amplía más; parece una de esas novelas asiáticas de nunca acabar. Por eso hay que preguntarse más de 6.402 veces: ¿quién dio la orden?

Y, para terminar de hundir a ese nido de hampones del Centro Democrático, el presidente Gustavo Petro sigue cosechando éxitos. Por mencionar sólo unos pocos, el dólar está más bajo de lo que lo dejó Duque, la comunidad internacional está considerando su idea de intercambiar deuda por acción climática, La Haya falló a favor de Colombia en el conflicto limítrofe de San Andrés, y se han confiscado casi 150 toneladas de cocaína; quizá esto último es lo que más les duele a los uribistas, pues ven que sus amigos, como el Ñeñe Hernández, pierden su inversión. A propósito, el narcoembajador Sanclemente nunca respondió por sus laboratorios de coca.

El colombiano promedio no es estúpido. No niego que aún hay algunos que repiten como zombis palabras que no entienden y a veces ni existen, como “castrochavismo” y otras por el estilo. Pero la mayoría del pueblo ve la corrupción y el cinismo de Uribe y sus cómplices y se indigna. Por eso su cada vez menor influencia política y los abucheos en las calles. Ya han sido vapuleados en las urnas y seguro la tendencia seguirá, sobre todo por tanta coca que les han incautado a sus ñeñes.

Adenda: La medalla de plata del cinismo es para los “periodistas” que tienen familiares en los corruptos clanes Gnecco y Char y fungen como adalides de la moral.

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