Opinión

Cambio en la cultura departamental

Cambio en la cultura departamental

Por Carlos Pardo Viña - Escritor


Decir que la cultura es la cenicienta de los gobiernos no es ninguna novedad. Con presupuestos inferiores al 1% del presupuesto, el sector se ha visto como algo casi exclusivamente folclórico, y como advertí en una pasada columna, en la distribución de migajas a los artistas: dineros escasos que poco aportan a la cultura y a su enorme trabajo.

Luego de la buena gestión de Jaiber Bermúdez que logró no sólo una mayor inversión, sino que ejecutó presupuestos más elevados que sus antecesores e inició proyectos ambiciosos como Tolima, tierra de festivales, sentí una profunda desilusión con la designación que hizo Adriana Magali Matiz, quien creó la nueva Secretaría de cultura y turismo. El primer nombramiento pareció dejar entrever que con la cultura no iba a pasar nada. (Creo que no debiera decir esto. No es políticamente correcto, pero ya lo dije). La verdad, perdí un poco de fe en la gestión de la gobernadora que ha tenido, sin embargo, un buen arranque.

Muchos artistas y gestores culturales piensan que al mando de la Secretaría de cultura y turismo del departamento debiera estar uno de ellos. Nada más equivocado. Al frente de la secretaría debe estar esencialmente un gerente, con imaginación, que tenga el apoyo del o la gobernante para que obtenga una mayor participación en el presupuesto, que construya procesos de largo aliento, que tenga contactos nacionales y/o internacionales, que sea sensible a los temas de la cultura y el territorio. Alguien con vuelo para comprender que la cultura no es sólo el alma del pueblo, sino que puede traer desarrollo económico, social y humano, y que vea el sector no como un sifón por donde se van los recursos que podrían ser usados en carreteras y puentes (tan rentables política y económicamente)

La noticia de Alexander Castro como nuevo secretario, reinstauró un poco mi fe perdida. Probado en temas deportivos, además de la buena gestión administrativa y comercial de la Lotería y creador de la estrategia Tolima soy yo,  Castro tiene todos los pergaminos para hacer realidad la voluntad de la gobernadora de convertir la cultura en un polo de desarrollo. Ya lo han hecho otras ciudades capitales como Barranquilla, Manizales y Medellín, esta última con Plan Decenal de Cultura financiado.

A estas alturas, la columna parece un lambetazo horrible. Pero no. Por ahora es sólo su nombramiento, ya veremos si las promesas que se construyen alrededor de su designación se cumplen. Sin embargo, no deja de ser estimulante que la gobernadora nombre a alguien reconocido, con buenos vínculos con el sector y de la entraña de su movimiento político. Significa, a mi juicio, que le van a parar bolas a la cultura y eso tiene que aplaudirse. Si lo logran o no, será objeto de estudio del tiempo y seguramente de otra columna.

Es hora de repensar la cultura, atarla más al turismo que puede asegurar su financiación, y crear procesos estructurados que atraiga inversión y visitantes. Aunque la propuesta que hice en pasada columna fue para Ibagué, donde pareciera que no pasa nada, creo que bien vale la pena extrapolarla al Tolima porque la reflexión es vital antes de la ejecución.

Aquí se las dejo

Música y cultura para el desarrollo económico

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