Los trapos rojos y azules están pasando de moda, se decoloran sus colores desde hace mucho más de una década, cuando entró de lleno el caudillismo y los idearios políticos pasaron a un segundo plano. Así lo confirma el director de Maestría de Asuntos Políticos de la Universidad Javeriana, Luis Carlos Valencia quien puso sobre la mesa el clientelismo bipartidista liderado por pequeñas fuerzas dentro de esas colectividades como una de las causas. 

El suceso de la semana anterior cuando lideres como los ex ministros Juan Fernando Cristo, Guillermo Rivera, Yesid Reyes y Cecilia López renunciaron al partido Liberal por diferencias de tiempo atrás detonaron ahora con la decisión del ex presidente Cesar Gaviria de declarar independiente al partido Liberal y no de oposición al actual gobierno, traicionando nuevamente como la hecho ya en ocasiones recientes los idearios liberales.  

Los senadores que se quedaron en las toldas rojas como Mauricio Gómez, argumentan en medios de comunicación que la división al interior del partido, el problema no es de ideología sino política. Los dos ex presidentes ponen a sus alfiles en la batalla. Por debajo de la mesa hablan del poder de Ernesto Samper en esta pelea, como lo aseguró Alejo Vargas Velásquez, doctor en ciencia política de la Universidad Nacional. Vale la pena recordar que Cristo y De la Calle en la consulta representaban precisamente a sus jefes políticos Gaviria y Samper. 

Por el lado azul la cosa está que revienta. Las declaraciones del ex presidente Andrés Pastrana frente al alcalde designado por el presidente Iván Duque Márquez en Cartagena prendieron las alarmas. Pastrana cuestionó la decisión a través de un twitter “Mala señal la que da el presidente Iván Duque al escoger una persona que está siendo investigada por la Corte Suprema de Justicia como alcalde de Cartagena”. 

Ripostaron los mermelados que llevan pelechando de los gobiernos a través del opita Hernán Andrade, quien declaró en Pereira que el nuevo alcalde está siendo investigado como muchas otras personas que han tenido cargos públicos en investigaciones preliminares. Agradeció a Pastrana todo el trabajo realizado pero descomulgó sus afirmaciones.

Pastrana está en la mira del huracán al interior del partido. Nadie esperaba esas declaraciones, más cuando la terna salió del mismo partido y el guiño dentro de la terna también, como lo expresó el representante a la Cámara Wadid Manzur  a medios de comunicación, declarándose sorprendido por la actitud del ex presidente.

Queda claro como lo escribió Alejo Vargas, analista político “Se ha convertido fundamentalmente en un partido de congresistas sin líderes nacionales atractivos. Por eso, dejaron de presentar candidatos la Presidencia hace rato, solamente hubo el intento de Marta Lucía, pero eso no significa que el partido no siga teniendo en el Congreso una representación importante, lo cual refleja que hay una serie de jefes políticos regionales que siguen teniendo una capacidad de movilización de votantes importantes”.

A nivel regional se siente la desconexión de sus líderes con los idearios políticos de los partidos, que son estructuras clienterales y débiles como colectividades; vale más el caudillismo y la billetera y como lo dice Luis Carlos Valencia  “Lo que se impone son los liderazgos personales, locales, micro locales y regionales en estructuras que van en redes, pero mantienen un vínculo histórico y político”.

Los aspirantes entonces buscan migrar a los nuevos partidos, como pasó con la U, Cambio Radical, Progresistas y Centro Democrático, donde reitero, los ideales no son lo fundamental sino las bases electorales. Alfonso Palacios Torres, politólogo de la Universidad del Externado, reafirma esta tesis: “Lo que ha pasado es que los candidatos y las grandes figuras políticas no se han vinculado o no surgen de partidos tradicionales porque últimamente les ha dado más réditos no estar vinculados a un partido político. El liderazgo no ha estado vinculado a partidos tradicionales, al menos para a la Presidencia, donde hace rato no son protagonistas. Otro es el comportamiento electoral de estas colectividades en las elecciones a Congreso, donde pequeños liderazgos mantienen los escaños en Cámara y Senado tanto de los liberales como de los conservadores”