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Opinión

¿A quiénes sirven los capuchos?

¿A quiénes sirven los capuchos?

Las imágenes grotescas y bárbaras de un esquizofrénico encapuchado tratando de destruir uno de los vitrales de la iglesia San Judas Tadeo del barrio Santa Elena de Ibagué, son el resultado de una acción planificada que busca causar daño a un movimiento de masas que se ha levantado en todo el país desde el 21 de noviembre de 2019 (21N), que sin líderes visibles, en forma colectiva,  lucha por sentidas reivindicaciones del pueblo colombiano.

En este escenario nunca antes visto en nuestro país, al interior de los partidos, movimientos, organizaciones sociales, grupos y grupúsculos, que tratan de orientar o dirigir esta corriente, se trenzan en enfrentamientos ideológicos y de concepciones donde afloran las más diversas propuestas y métodos de lucha, desde los sensatos hasta los anarquistas. 

Y es aquí donde surge aquello de que los extremos se unen, para significar que tanto la derecha como la izquierda, así se muestren divididas en sus plataformas ideológicas y de lucha, en la práctica se encuentran en ciertas acciones como los "capuchos", que sean de un lado o del otro, a través de infiltrados bien de la extrema izquierda o derecha (agentes del Estado), cumplen la misma función:  sembrar terror, pánico, incertidumbre, caos; y con ello, desprestigiar y deslegitimar a los movimientos de masas. 

Infortunadamente, este tipo de perversas acciones es histórica en la lucha de los pueblos; desde la revolución rusa, Lenin advertía ya sobre el atentado personal o las acciones anárquicas de los desesperados y aventureros grupúsculos que consideraban que con acciones aisladas de las masas, iban a triunfar, cuando en realidad daban instrumentos a la reacción para implementar la represión y la persecución contra obreros, estudiantes y campesinos. 

Pareciera que aquella historia poco ha cambiado. Al menos en la movilización realizada este martes 21E, quedó demostrada la división que por lo menos en Ibagué  se presenta entre un sector de estudiantes y los integrantes del Comité de Paro Departamental. 

Según un artículo publicado el pasado 16 de enero, en el portal El Salmón Urbano de la Universidad del Tolima, bajo el titulo: "Consideraciones estudiantiles ante el encuentro Departamental del Comando de Paro", firmado por un colectivo denominado  Clase a la Calle, se aprecia que tenían agendas distintas para la movilización de ese día. 

Mientras los del Comité Departamental de Paro convocaron a un cacerolazo en el parque Murillo Toro, a las 5:00 pm; los estudiantes se decidieron por concentrarse en el parque del barrio Kennedy y de allí trasladarse a taponar la variante como efectivamente sucedió por algún tiempo al atardecer del 21E. Pero además, el sector de estudiantes de  UT, al parecer de tendencias radicales, también se va lanza en ristre contra los dirigentes sindicales al calificarlos de "(...) antidemocráticos de burocracia sindical departamental que hoy se alza como dirección del proceso social de movilización". 

El colectivo que suscribe el documento, también pone en duda la validez de la elección de los 17 delegados que representarán al Tolima en el encuentro Nacional del Comité de Paro, convocado para los días 30 y 31 de enero en Bogotá, donde se estudiará y analizará la posible convocatoria a un Paro Nacional Indefinido. 

Pero la situación va más allá. El llamado colectivo Clase a la Calle, hace un llamado a desconocer al Comité Departamental de Paro, y a reemplazarlos por lo que ellos llaman "procesos de base y asambleas populares" y, de esta forma, apropiarse del movimiento.  Esto dicen en el segundo punto del comunicado:  "Es necesario que por parte del movimiento estudiantil haya una mayor apropiación del espacio de Comando de Paro. La disputa por una agenda permanente de movilizaciones, amplia, plural, democrática, intersectorial, que vaya contrarrestando la burocracia inerte y premiosa, depende de la capacidad de articulación política de los estudiantes con los demás movimientos sociales, apostándole a los procesos de base y a las asambleas populares. Con la apropiación del Comando de Paro por las fuerzas democráticas y ciudadanas se impulsará un verdadero procedimiento proporcional, en el que exista deliberación de moderadores y relatores del espacio, intervenciones asimétricas y que estimule procesos políticos comunitarios".

Sin embargo, el documento no es claro en cuanto a la dirección del movimiento al elevar una consigna de "Vayamos todos", algo así como una montonera donde todos mandan, nadie dirige y ninguno responde. Bakunin se les quedó en pañales. 

Entretanto, en medio de la anarquía, la aventura y el desespero, salen los capuchos a cumplir su misión, de antemano políticamente planificada, para, desde dentro, atentar contra el Comité de Paro y las organizaciones que lo integran, creando con sus acciones dos tipos de instrumentos contra el movimiento: uno, deslegitimar y desprestigiar las movilizaciones de masas ante la opinión; dos, darle motivos al gobierno para que reprima, persiga y acabe con las esperanzas de un pueblo que se ha decidido a luchar por sus derechos.

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