Opinión
¿A qué juega Claudia López?
Por Humberto Leyton
Sin duda los reiterados trinos de la díscola alcaldesa de Bogotá Claudia López, acusando a Gustavo Petro de todo lo malo que tiene la capital del país, incluidos los actos anarquistas y vandálicos que se han registrado con motivo del paro nacional, buscan en el fondo réditos políticos a favor de la alianza que arropa ‘La Esperanza’, que integran, entre otros Sergio Fajardo y su pareja, la congresista Angélica Lozano.
Aunque se tiene claro que el objetivo de la enconada campaña de estigmatización está dirigida contra el líder de la Colombia Humana, la funcionaria para no dejar tan evidente su postura de derecha, salpica tímidamente en sus trinos al caudillo del Centro Democrático Álvaro Uribe Vélez.
Esto con el fin de presentar dos polos, el uno de extrema derecha y el otro de izquierda, como los responsables de la polarización y por ende de la situación que se vive, dejando a salvo su cuestionada administración y los problemas sociales, económicos, políticos y culturales que han hecho metástasis en los últimos meses.
Fácil manipulación y maniobra la de la alcaldesa López, para presentar al llamado centro (La Esperanza), como la salvadora de la situación; y una forma soterrada de intervenir en política culpando del desastre al candidato mejor ubicado en las encuestas y en la opinión de vastos sectores de la sociedad colombiana como lo es Petro, pero también olvidando la responsabilidad del gobierno uribista de Duque en la hecatombe que se vive.
Esta es una forma de engaño en caza de votos para las elecciones del 2022, utilizando un deleznable y sucio argumento de baja política cuando no se tienen las pruebas, salvo la lengua venenosa y suelta de la principal autoridad de la capital de la república, que además de mentir calumnia.
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Petro ha sido lo suficientemente claro en rechazar los bloqueos y los actos de anarquía y vandalismo que algunos sectores o participantes le han imprimido a la protesta, a la vez que realizado las propuestas que, en su criterio, se debe implementar como un movimiento de masas fuerte, bien organizado y con mandos visibles que asuman responsabilidades y orienten el movimiento, hecho reconocido hasta por el propio Fajardo que en un trino dijo que el dirigente de la Colombia Humana era el que mejor estaba sintonizado con el paro.
Pero doña Claudia, al fiel estilo uribista, lo único que encuentra es la represión y el ESMAD para responder a los muchachos de la Primera Línea, que como se sabe no los dirige y los orienta nadie, son autónomos e independientes en sus decisiones, que ni el Comité de Paro tiene autoridad sobre ellos.
El comportamiento de la señora López ha dejado al descubierto por lo menos, tres cosas: una, que un sector de los Verdes no es tan demócrata ni de izquierda como se dice. Ella misma dejó en claro que es de centro derecha, más proclive a llegar acuerdos con la extrema derecha, y de paso lo que representan en política; dos, que la campaña contra Petro, forma parte de una estrategia planificada que busca el fortalecimiento de ese centro-derecha a costa de la Colombia Humana y de los movimientos alternativos que la integran, que en el fondo fortalecen a los candidatos de derecha, a los que dice representar la alcaldesa de Bogotá; y tres, queda plenamente demostrado que la señora Claudia López, busca chivos expiatorios a quien culpar de su monumental fracaso hasta el momento, frente a la administración de Bogotá.
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En estas condiciones, otra cosa que queda clara es que en política ese llamado centro no existe. Es un péndulo que se mueve a la izquierda y a la derecha y que siempre se ubica al lado que mejor le convenga. Es una actitud oportunista de no comprometerse a fondo a la solución de los graves problemas, y dejar que, con ciertos retoques, las cosas continúen igual.
También es una acción maniquea que no encuentra matices ni diferencias entre la ultraderecha y la izquierda, donde las diferencias las miden por igual, y sin tomar posiciones, tratan de convertirse en jueces de la historia.
La llamada coalición de ‘La Esperanza’ de Claudia López, con caras y partidos ya conocidos que no han solucionado nada, tratan ahora de ofrecernos futuro con la mismas fórmulas que nos han ofrecido desde hace más de 200 años.
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