Por: Felipe Ferro
Diputado Asamblea del Tolima por el Centro Democrático.

En el Catatumbo, la tragedia humanitaria no tiene precedentes. Más de 40.000 desplazados, 90 muertos –muchos de ellos niños– y cientos de comunidades abandonadas a su suerte mientras el Estado brilla por su ausencia. Es la peor crisis registrada en Colombia desde 1997, según la Defensoría del Pueblo. Una zona que hoy arde bajo el fuego cruzado del ELN y las disidencias de las Farc, quienes, como hienas hambrientas, se disputan las rentas criminales de la coca y la minería ilegal.

Y mientras las familias lloran a sus muertos y huyen con el alma rota, el presidente Gustavo Petro, en un acto de descarada irresponsabilidad, intenta lavarse las manos afirmando que la situación en el Catatumbo es “un fracaso de la nación”. No, presidente, no es la nación. El que fracasó es usted y su indolente gobierno.

Este desastre no es más que la consecuencia directa de su mal llamada “paz total”, que no ha sido más que el sinónimo de un fracaso total. En su afán por dialogar con los violentos, usted desmanteló la capacidad operativa de nuestras fuerzas militares, maniató sus manos y, peor aún, legitimó a los grupos terroristas como interlocutores válidos.

Mientras usted busca acuerdos en cómodas mesas de diálogo, los grupos armados ilegales se fortalecen y se multiplican. Según informes de inteligencia, el ELN pasó de 2.350 hombres en 2022 a más de 4.000 en 2024, controlando cada vez más territorio con total impunidad. Y el caso de las disidencias de las Farc no es diferente: su número de combatientes creció en un 40% en el mismo periodo. Este es el resultado de su política: más violencia, más muertos y más desplazados.

¿Y cómo llegaron más de 2.000 hombres del ELN al Catatumbo? Usted lo sabe, señor presidente. Todos lo sabemos. Se movilizaron desde Venezuela, donde operan como brazo paramilitar de la narcodictadura chavista, con la complicidad de Nicolás Maduro y su régimen. Es indignante escuchar su cínica sorpresa ante esta situación, más aún cuando vemos a su ministro de Defensa estrechando la mano de Vladimir Padrino, el ministro de Defensa venezolano, un hombre acusado de narcotráfico y con una recompensa de 15 millones de dólares por su captura. ¿Es este el tipo de “amistades” que definen su política exterior?

Y mientras usted mira hacia otro lado, presidente Petro, en esta crisis no solo se pierden vidas inocentes, sino que se destruyen infancias. Los mismos grupos que usted dejó crecer con su permisividad están reclutando niños en el Catatumbo, en el Cauca y muchas otras zonas del país. Los están arrancando de sus familias, obligándolos a empuñar armas en una guerra que no les pertenece. Esto no solo es una tragedia; es un crimen de lesa humanidad.

El Catatumbo no necesita excusas ni discursos vacíos. Necesita un gobierno que esté presente, que garantice seguridad y que devuelva la dignidad a sus habitantes. Pero mientras tanto usted en una crisis tan grave prefiere irse de paseo para Haití a que lo agasajen.

Bajo su mando, señor Petro, el Estado es cada vez más débil y los bandidos cada vez más fuertes. Hoy, en regiones como el Catatumbo, la autoridad ya no es el Estado. Son los fusiles de los criminales quienes imponen su ley, y eso es consecuencia directa de su incompetencia.

Nuestra solidaridad está con las familias desplazadas, con quienes han perdido a sus seres queridos y con nuestros héroes de la fuerza pública, que, pese al abandono y el maltrato de este desgobierno, siguen luchando con valentía por nuestra soberanía.

Presidente Petro, deje de echar culpas y asuma su responsabilidad. El fracaso no es de la nación; el fracaso es suyo. Su gobierno no ha traído paz, sino desolación. Su legado no será el de la reconciliación, sino el de una Colombia rota y herida. Y no lo olvidaremos.

Hoy más que nunca Colombia necesita ser Re-Construida con seguridad.