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Obra descomunal lingüística y etnográfica

Obra descomunal lingüística y etnográfica

Un sólido prestigio continental acompañó la tarea de un valor consagrado al estudio científico de la lengua. Fue don Luis Flórez, Líbano, 1.916- un investigador que dejó consignados sus testimonios en más de treinta libros y cumplió la descomunal empresa que se resume en seis voluminosos tomos titulados Atlas lingüístico y etnográfico de Colombia, ALEC.

El subdirector del Instituto Caro y Cuervo, entidad a la que consagrò más de 40 años de su vida, el miembro de diversas academias, el articulista por más de 20 años en el diario El Tiempo, el dialectólogo por excelencia, con su obra magna, sucesor digno de Caro y Cuervo, recibió la Cruz de Boyacá.

 

Luis Flórez fue igualmente un incansable catedrático universitario, conferencista internacional, estudioso de Atlas Lingüísticos en Europa, candidato al premio Miguel de Cervantes, asistente y delegado por Colombia a diversos congresos en todos los países. Nunca persiguió, a lo largo de su ejercicio apostólico, en su productiva existencia, ningún honor distinto al trabajo y no tuvo preocupaciones que le acercaran a los territorios de la vanidad en el ambiente de lo superfluo.

 

Jugar a las adivinanzas, memorizar retruécanos y conocer sentencias tan en boga entre los aldeanos, lo lleva a desentrañar intuitivamente el hechizo del lenguaje del que quedara prendado hasta los días de su muerte. Entre el Instituto Nacional Isidro Parra y el colegio de San Simón cursa su bachillerato que culmina en 1.937, estudia filología e idiomas y obtiene el título de doctor en filología en 1.950 con una tesis sobre la pronunciación del español en Bogotá.

 

Estudió en varias universidades de Estados Unidos, realizó investigaciones con los indígenas mexicanos y se vincula al naciente Instituto Caro y Cuervo desde donde trabaja en la selección y acopio de los materiales para la continuación del Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana, único trabajo en que se ocupaba igualmente la entidad. Colabora en la citada obra de Cuervo durante varios años, al tiempo que en sus ratos libres y de vacaciones, realiza trabajos de dialectología del español colombiano por iniciativa y gusto propios.

 

Como docente se desempeñó con éxito en cátedras de español medieval, actual, gramática histórica del español y otras materias lingüísticas en la Escuela Normal Superior, en La Universidad Nacional, la Javeriana y la de los Andes desde 1.951 hasta 1.977.

 

No hubo acontecimiento nacional o internacional de importancia en el plano de la lengua que no contara con la presencia, la ponencia o las ideas de Luis Flórez durante más de tres décadas a lo largo y ancho del mundo, hasta intervenir en juntas plenarias de la Real Academia Española.

 

Desde 1.954 hasta 1.983 se dedica al Atlas Lingüístico por cuya jornada épica y constante el presidente Belisario Betancur le impone la Cruz de Boyacá puesto que su causa descubre las raíces de nuestra identidad cultural.

 

Su trayectoria científica de 40 años al servicio del Instituto Caro y Cuervo, su participación en calidad de cabeza y guía de la magna obra del Atlas, su incansable constancia de estudioso obsesionado y el feliz término al que llevó su tarea, lo muestran sin rubor alguno como el verdadero sucesor de Caro y de Cuervo y lo inscriben en la historia de la ciencia lingüística colombiana, junto a su equipo de colaboradores, con los honores que lograron en su campo José Celestino Mutis y los miembros de la Expedición Botánica en el Siglo XVIII.

 

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