Por: Humberto Leyton

Aquel hombre que se vestía de rojo hasta lo zapatos y medias, y posiblemente calzoncillos, en las grandes manifestaciones liberales de los años 70-80-90 del siglo pasado en Ibagué, y que tocaba la campana de la Asamblea Departamental del Tolima, llamando a los diputados a sesionar; murió al ser atropellado por un vehículo en el barrio La Pola de esta capital, a la edad de 75 años, según el informe de la policía.

Se llamaba Vitelio Cifuentes Bonilla, fue un personaje que despertaba simpatía y curiosidad. Aunque con limitaciones mentales, era un ferviente defensor de las ideas liberales, se enfurecía cuando por molestarlo u ofenderlo le decían: "Vitelio es godo", les respondía recordándoles la madre de hasta la quinta generación de quien osaba insultarlo.

Su grito de batalla por el que se le conocía era: "Soy liberal de izquierda, santofimista, maxista-leninista".

Además de campanero de la Asamblea, Vitelio tuvo un puesto oficial de patinador de documentos en el departamento gracias a los oficios de sus amigos santofimistas, en esa época, se codeo con más de un gobernador del Tolima, dirigentes destacados del departamento. Fue un personaje típico que supo ganarse el aprecio de la clase dirigente y de los ciudadanos.

Nació y estaba emparentado con una conocida familia conservadora de Alpujarra, su pueblo natal, a la que partencia un exmagistrado del Tribunal Superior del Tolima y la esposa de un conocido dirigente conservador. Era un hombre solidario y bondadoso, hasta el punto de prestarle un dinero a un diputado liberal de la época, quien se negó luego a pagárselo y el hecho fue conocido por toda la Asamblea.

Sus últimos días afectado al parecer por una diabetes, la pasaba en los alrededores del parque Murillo Toro, hablando con sus conocidos y muy disminuido de salud, pero siempre sosteniendo su credo político.

Vitelio murió dando ejemplo a mucho político y politiquero parlanchín, deshonesto y mentiroso que cambia de partido o de ideología política, así como cambian las prostitutas de clientes en una noche de farra.