Historias
Madre busca a sus hijos desaparecidos por las Farc
Según el relato de Hernández, sus hijos desaparecieron a manos de las Farc. El primero de ellos, responde al nombre de Carlos Alberto Barrero Hernández, quien era miembro de las fuerza militares y fue visto por última vez el 5 de enero de 1997, en el corregimiento de Ríonegro, Caquetá, justo cuando se disponía a salir a una operación militar.
El joven que para ese entonces tenía 23 años, era orgánico del Batallón Héroes del Guepí y llevaba cinco años de servicio. Su rapto, se produjo al momento de ser trasladado de su base de operaciones, según ella, por insurgentes del grupo guerrillero.
“Me llamaron del comando del ejército y me dijeron que él había desaparecido, que la guerrilla se lo había llevado. Después me dijeron que esperara un tiempo a ver qué más les informaban, pero hasta el día de hoy no me han vuelto a llamar” sostiene.
Igualmente su segundo hijo, Juan José Hernández, desapareció el 18 de julio de 1998 en extrañas circunstancias mientras estaba en Cubarral, Meta, tras haber completado tres meses de retiro en el ejército.
María Eudice ha recorrido decenas de ciudades preguntando por sus hijos, pero hasta ahora nadie le ha dado razón. No obstante, con lágrimas en sus ojos señala que las madres siempre guardan la esperanza de que sus hijos aparezcan en cualquier momento.
“Desde que ellos desaparecieron yo siempre he estado todos los días con esa idea de que están todavía vivos y que algún día tengo que verlos” expresa.
Las desgracias parecen perseguirla a donde quiera que vaya. Luego de haberse presentado este episodio de desdicha, la única compañía que le quedó en su vida fue la de su tercer hijo, pero lastimosamente cinco años después de lo sucedido éste falleció a causa de un cáncer gástrico que sucumbió su corta vida.
Pese a que la mujer ha puesto el presunto secuestro en conocimiento de la Defensoría del Pueblo y enviado cartas que ha escrito con profundo dolor a la Cruz Roja Internacional y a un sinnúmero de entidades, el esfuerzo ha sido infructuoso y no ha servido de mucho.
La única esperanza que tenía María Eudice era que la paz fuera avalada por el pueblo colombiano el pasado 2 octubre, sin embargo, la victoria del No, ha hecho que a su vida vuelvan fantasmas de incertidumbre y amargura, pues todavía no será el momento de saber qué pasó con sus pequeños que fueron arrebatados de su lado por el maldito conflicto armado de nuestro país.
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