Historias

Los 157 años del Líbano, Tolima

Los 157 años del Líbano, Tolima

Recordar la historia de los pueblos, es recobrar la memoria y así tener presente origen de sus raíces. En ese orden, el Líbano alberga una de las historias más singulares de municipio alguno no solo del Tolima, sino del país.

Con el solo hecho de recrear que su fundador, el general Isidro Parra llegó a esa tierra proveniente de Antioquia a lomo de mula con un piano y muchos libros, dicen los historiadores que la mayoría de contenido libertario y espiritismo, es razón suficiente para saber porqué el Líbano es tan especial en su historia.

En este día de efemérides, importante es recordar parte de esa historia que ha venido recopilando durante varios años en una trabajo minucioso y serio, el historiador Luis Gabriel Calderón, sin olvidar por supuesto, el maestro mayor, Eduardo Santa con su obra estelar ‘Arrieros y Fundadores’.

Llegada de los colonos.

Luis Gabriel Calderón

Líbano, 27 de enero de 1866-27 de enero de 2023

“En el año 1864, cuando Isidro Parra llegó con sus siete hermanos y un grupo de colonos antioqueños entre ellos Nicolás Echeverry, Nepomuceno Camargo, Ricardo Morales y varios campesinos descendientes del oriente de Antioquia, en la búsqueda de tesoros, en especial de las guacas, animales de caza, tierras vírgenes donde pudiera establecer fincas y fundar aldeas o pueblos,  y al ver que estos terrenos reunían estas características, se establecieron con el fin de aprovechar el buen clima, la riqueza de la selva en un terreno al lado del camino de herradura que conduce de la aldea de Lérida al Nevado del Ruiz, a la cual dieron por nombre como Las Granjitas hoy se conoce como (La barquereña) de propiedad del señor Yesid Ávila.

Allí construyeron un rancho de paja y una casa con dos salones inmensos, estructura de guadua y madera, sus paredes fueron construidas de tierra y pintada en cal, era una estructura liviana de bahareque, un alero sobresaliente sobre la fachada como prolongación del techo, el cual fue construido en tejas de madera en cuadros, tablas que iban entrecruzadas de lado, con corredores y el patio como elemento intermedio entre la casa y la choza, por donde circulaban los bueyes y las mulas, también construyeron unos pozos para almacenar agua lluvias para hacerse al preciado líquido y asegurar su almacenamiento para las épocas de verano, ya que en esta zona la quebrada más cercana se encontraba en lo que hoy es conocido como la finca de las Medina.

Un día de cacería y en busca de minas de oro divisan un valle muy hermoso y al explorar el terreno encontraron varias casuchas dispersas dónde salía humo al parecer por las cocinas, de inmediato Isidro Parra, organiza un grupo de colonos para visitar esas casas encontrando en ellas a los señores Fernando Escobar Ceballos, Liborio Dávila, Felipe Terreros, Valentín Dago, José Salazar, estos últimos quienes habitaron el punto Tejos.

A estas personas se les denominó los acaparadores de las tierras del plan y del valle del norte del Estado Soberano del Tolima, también se encontraba un francés de nombre Desiré Angée, quien, aprovechando la existencia de la Ley del 23 de abril de 1849, se hizo beneficiario de dicha entrega y luego junto con Mercedes González, se establece en 1862 cerca a la quebrada de Santa Rosa en la zona denominada "Tejos", junto a sus vecinos Liborio Dávila, Matías, Felipe y Bernardo Terreros. Allí construiría una hacienda que tenía de nombre "La mata de Guadua". Hoy el acueducto del Líbano.

Isidro Parra llega cuando ya los primeros habitantes le habían asignado el nombre Líbano; seguramente teniendo en cuenta, los recursos naturales, especialmente agua y las buenas maderas del lugar, cedros y frondosos bosques de pinos que cubren los montes, su clima templado, o por la influencia del francés Angée ya que el Líbano Oriente fue parte del Imperio otomano desde 1516, cuando este se derrumbó al final de la Primera Guerra Mundial, bajo el Mandato francés.

Los colonos antioqueños y tolimenses que se encontraban en este valle tumbaron la selva y levantaron varias parcelas. Abrieron caminos lo que facilitó la comunicación y el desarrollo de las aldeas cercanas que se caracterizaron por su vocación agrícola, en especial la producción de maíz, frijol, plátano, yuca y arracacha, y su actividad comercial impulsada por los arrieros.

Inician la construcción del caserío, la marcación de caminos, el surgimiento de fincas y haciendas, les dan nombre a los cerros, quebradas, construyen puentes sobre las dos quebradas que bañan el valle, a la del sur Santa Rosa y San Juan a la del norte, desarrollan el comercio de arriería con caravanas de mulas y bueyes e impulsan varios productos, cultivos y el comercio.

Isidro Parra, inicia su gestión administrativa y convoca a los habitantes del caserío para elegir la primera Junta Administrativa, siendo elegido por todos los colonos como presidente de la junta, el señor Nepomuceno Camargo e Isidro Parra por su trabajo y organización es elegido la primera autoridad.

En enero de 1866, se tramitó y gestionó la documentación requerida para llevar ante la Asamblea Legislativa del Estado Soberano del Tolima, gracias al interés de la Junta Administrativa y del alcalde, quienes buscaban el reconocimiento oficial de un conglomerado social ya existente desde mucho tiempo atrás.

Una vez reunida la documentación, en el mismo mes de enero, la Junta Administrativa comisiona al señor Ricardo Morales para que ya en Natagaima, sitio donde estaba reunida la Asamblea Legislativa del Estado Soberano del Tolima, entregue la documentación y haga los trámites necesarios para que el Líbano sea erigido como Aldea.

Y al recibir la documentación en Natagaima por parte de la Asamblea Legislativa del Estado Soberano del Tolima, sesiona y es aprobada por unanimidad la propuesta presentada por el presidente y alcalde y elevada a decreto siendo firmado por el presidente de la Asamblea José Hilario López y su secretario Pedro Antonio Parga y efectivamente el Líbano es erigido jurídicamente y reconocido oficialmente como Aldea, el 27 de enero de 1866, como lo demuestra textualmente el decreto que registró. (fotografía # 1)

La historia es tan precisa, que es en el mes de febrero, cuando la Junta Administrativa y el Alcalde de la aldea, le reconocen al señor Ricardo Morales, mediante un vale de gastos la suma de veinte pesos ($20) al 12 % de interés anual a partir del primero de febrero de 1866, documento que es firmado por el presidente de la Junta Administrativa, señor Nepomuceno Camargo, el Alcalde de la aldea, señor Isidro A de la Parra, el sustituto de la alcaldía Joaquín de la Parra y por su secretario con firmas no legibles. Este manuscrito manifiesta “El presente vale es admisible en pago del remate de bienes de la aldea”. Es así que la aldea comenzaba a tener sus primeras deudas, ya que en ese momento, no tenía dinero para gastos de organización, ni recibía impuestos de ninguna clase, ni había medios para pagar un mensajero y fue necesario acudir a la firma de un vale el día cuatro de febrero, vale del cual empezaba a correr intereses a partir del primero de febrero de 1866, como lo expresa el siguiente documento anexo.

Por el paso del tiempo, la construcción donde llegaron los colonizadores se fue deteriorando al pasar de los años, la propiedad fue adquirida por una familia Almanza procedente del Estado soberano de Cundinamarca aldea de Vianí, en esta casa vivió don Luis Enrique Cruz Almanza, persona muy conocida que hoy habita en el barrio San Antonio quien a sus 92 años es un hombre tan lúcido a pesar de estar cercano al siglo de vida, recuerda como si fuera ayer, cuando llegó a la finca relata “yo estuve presente cuando mis tíos en 1938, Arquímedes y Manuel Almanza derrumbaron las dos casas que fueron construidas por los colonizadores entre ellos Isidro Parra.”

Esta propiedad era visitada por muchas personas donde pasaban vacaciones, entre ellos; los hijos del médico Jesús María Parra, Óscar, Jesús y Amanda. Como hecho curioso, es de recordar que, en esa finca casi fallece Óscar, ya que consumió una miel de abejas que estaba contaminada con borrachera, pero con la intervención de su padre el médico, Parra lo salvó.

El doctor Jesús María Parra fue el primer médico cirujano que tuvo el Líbano, persona con altas capacidades intelectuales y como jefe del partido conservador, fue quien mandó a construir el puente de madera de la quebrada Santa Rosa que todavía se encuentra en pie después de 80 años, camino que conduce a la finca El Cortijo”.

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