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De Ibagué a China: la travesía de Azuleja

De Ibagué a China: la travesía de Azuleja

Jessica Alejandra Romero Jaime, artista tolimense de 25 años que actualmente trabaja en un parque temático chino.

Por Jhenifer Rodríguez.

Desde el parque Wansuishan Wuxiacheng, haciendo malabares ante cientos y hasta miles de personas, Azuleja recordó a través de El Cronista.co sus días de artista de semáforo en Colombia. Los ojos de la joven cirquera tolimense son verdes la mayoria del tiempo, pero a veces se tornan azules como el firmamento y la hacen destacar entre los rasgos asiáticos de los habitantes de la República Popular China, aún más de lo que la resaltaban en su natal Ibagué, donde la población es un mar de mestizajes.

Su nombre artístico es una mezcla entre el color azul y su nombre de pila, Alejandra Romero. Una licenciada en Ciencias Sociales de la Universidad del Tolima que desde niña ha llevado en su corazón las artes escénicas y desde hace años soñaba con salir del país.

Azuleja en Ibagué

Antes del viaje, su vida era una mezcla de arte, lucha y rebusque. Aleja, que fue profesional a los 22 años, no quería ingresar aún al magisterio por el rigor rutinario que viene con la estabilidad del trabajo docente en Colombia. Aunque algunas veces daba clases, mayoritariamente, combinaba trabajos como bartender, mesera y hasta presentaciones en semáforos para sobrevivir.

Su versatilidad la llevó a presentarse en fiestas, eventos empresariales y colaboraciones con organizaciones defensoras de derechos humanos, donde Azuleja aportó, desde su formación universitaria en Ciencias Sociales y su disciplina en el arte circense, el teatro y el performance, a vincular el arte y la sanación trabajando con víctimas del conflicto armado colombiano.

El salto al otro lado del mundo

En el circuito cultural de Ibagué se corrió la voz: un reclutador estaba buscando artistas circenses para trabajar en un parque temático en China, haciendo especialmente malabares con clavas. Muchos le hablaron al reclutador de la talentosa “Azuleja”, una mujer que no solo brillaba por su técnica, sino por su carisma y fuerza escénica.

Luego de recorrer varias ciudades del país, el reclutador conformó un grupo de 11 artistas colombianos. Empezaron entonces los engorrosos y demorados trámites de visado y documentación, que en algún momento hicieron pensar que el viaje no se concretaría. Pero, contra todo pronóstico, el reclutador reapareció una mañana anunciando que los documentos estaban listos y que debían viajar con   urgencia  a  Bogotá   para    tramitar   las visas de trabajo en la embajada de China.
 

Finalmente, el 31 de octubre de 2024, un grupo de 11 artistas colombianos, entre los que estaba Alejandra, llegaron a la ciudad de Kaifeng, en la provincia de Henan, donde la temperatura varía entre los 36 y los 40 grados. Pero el calor sofocante no los sorprendió tanto como el cambio de condiciones laborales que inicialmente les habían prometido.

Expectativas vs. realidad

A su llegada al parque temático Wansuishan Wuxiacheng, les informaron a Azuleja y sus compañeros que sus números “no eran tan buenos” y que por eso las condiciones salariales disminuirían por un periodo de tres meses. Estando ya en el sitio y teniendo garantizadas, vivienda y alimentación, decidieron aceptar, sin embargo, las condiciones salariales nunca llegaron a lo que se pactó en Colombia, ni siquiera al terminar el periodo de tres meses.

“En China y Turquía es muy común la explotación laboral”, señaló Azuleja.

Fue necesario hablar con las autoridades laborales chinas para que les igualaran el pago a los hombres y a las mujeres, porque a las mujeres, sin ningún motivo razonable, se les pagaba menos. Pero Alejandra y las demás colombianas no estuvieron dispuestas a aceptarlo. Sin embargo, nunca se logró que les pagaran lo pactado inicialmente antes del viaje, pero, aun así, lo que recibe le ha alcanzado a Azuleja para ayudar a su familia en Colombia haciendo lo que le gusta y por eso tomó la determinación de quedarse porque con lo visto hasta ahora hay mayores posibilidades, sobre todo de perfeccionarse. 
 

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