Por: Humberto Leyton

A instancias de Carlos Cuellar, un veterano camarógrafo, se dieron cita Edgar Antonio Valderrama, Jorge Torres y Humberto Leyton, para la despedida del 2021. 

Hacía dos años no se reunían presencialmente, y lo que había que hablar era mucho; desde política, hasta casos de la vida de cada uno de los contertulios. 

Aprovechando la pausa dada por la pandemia, y en virtud al relajamiento de las medidas del control sanitario, se compartieron anécdotas y experiencias del tiempo de aislamiento desde aquel 6 de marzo de 2020, cuando el Ministerio de Salud y Protección Social confirmará el primer caso de COVID-19 en el territorio nacional luego de los análisis practicados a una paciente de 19 años.

No fueron sino días para que la epidemia pasara al Tolima e Ibagué, después de haberse hecho presente en varios países Europeos, incluyendo a Italia, España, Alemania, Inglaterra, Francia, Rusia, entre otros. 

Después de confinamientos y de medidas extremas para controlar el avance del virus, recordamos que muchos de nuestros amigos y colegas de profesión habían marchado hacía el Oriente Eterno a causa de la pandemia: Armando Monroy Castro, Carlos Sepúlveda, Alonso Botero, Henry Arias, Rafael Conde, Silva y Vallaba,   y otra serie de amigos que por otras causas se nos adelantaron el viaje como; Rafael Aguja, Fernando Duque Ospina, Pablo Emilio Salas y por último el capitán Humberto Troncoso, entre otros. 

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De las más de tres horas que duró el encuentro, en uno de los cafés de los bajos de la Lotería del Tolima, uno tomando cerveza y otros tintos y aromáticas, nos alcanzó el tiempo para hablar de fútbol, pelar de los amigos ausentes, traer a cuento nuestras propias historias y recordar que fuimos los pioneros en SAS YV, de los programas locales y regionales de televisión, como también del arduo trabajo, el empeño, estudio y capacidad que se debía tener para realizar los programas en cualquier medio, antes de llegar la Internet y los móviles inteligentes.  

Eran tiempo que en los noticieros de radio se escribían cuartillas, se hacían grabaciones, se buscaban y creaban las noticias desde la calle y sitios donde se generaban los acontecimientos, al igual que en resto de medios, donde el periodista tenía que tener ciertas condiciones, además de buen lector, tener la capacidad de escribir y de conocer a su entorno; no como ahora que solo basta con esperar que lleguen al celular los boletines de las oficinas de prensa oficiales o privadas con los textos, las fotografías, los audios y los videos, y pare de contar. Algunos ‘periodistas’, no tiene la capacidad de discernir, mucho menos de análisis, de lo que reciben en sus celulares y como loros, repiten tal y cual les llega el material. 

Esto nos introduce en el último libro que prepara Edgar Antonio Valderrama, sobre la historia del periodismo del Tolima e Ibagué, donde nos recuerda cosas que algunos desconocen, otras que aviesamente, tratan de ocultar, modificar o tergiversar, pero que de seguro se convertirá en un  instrumento de consulta para estudiantes e interesados en conocer la narrativa desde el punto de vista de un protagonista de que ha vivido las historias. 

Al final de la reunión, y como una paradoja cruel de la vida, ya no brindamos con tragos finos o baratos, ya no balbuceamos embriagados después de una amanecida de bohemia, festejando cualquier motivo, incluso la Navidad y el Año Nuevo, ahora el tema era de médicos, hospitales y medicamentos. A uno le la ha dado el Covid-19 dos veces, pero sigue contando el cuento, otro tiene problemas de reflujo, otro para conciliar el sueño, y Valderrama por fortuna, en esta oportunidad no amaneció en urgencias de un hospital. 

Hoy, nuestras tertulias después de tanto tiempo sin vernos, giran más entono a los avances médicos y de las medicinas, pero pese a las difíciles circunstancias, aun sobrevivimos a la pandemia, y posamos para la foto, horas antes de finalizar el pasado 2021.