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Recordando al siempre eterno Jaime Garzón
‘Garzón, el duelo imposible’, de la editorial Rotundo Vagabundo, invita a los lectores a explorar los entresijos de la historia nacional.
Este 13 de agosto, en el Centro Nacional de las Artes Delia Zapata Olivella de Bogotá, se lanzará la novela gráfica 'Garzón, el duelo imposible', una obra escrita por Alfredo Garzón —hermano de Jaime— en compañía de la dramaturga Verónica Ochoa, que no solo se destaca por su excepcional valor expresivo en imágenes y su estructura narrativa, sino también por el profundo significado en la construcción de una memoria histórica colectiva.
La Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP), la Biblioteca Nacional de Colombia (BNC), el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) y el Delia -entidades involucradas directamente con la divulgación de la novela junto con otras como la Corporación Justicia y Democracia-unen sus esfuerzos para conmemorar estos 25 años sin Jaime Garzón y celebrar su vida y legado.
“Este libro es un bello testimonio gráfico y poético de un hombre que nos enseñó que podíamos ser libres riéndonos de nosotros mismos. El poder lo eliminó, pero su obra periodística y pública nos sigue dando ejemplo hoy. Gracias Jaime, siempre gracias", expresó el ministro de las Culturas, las Artes y los Saberes, Juan David Correa, quien también estuvo acompañando el proceso de la novela desde un primer momento.
La novela gráfica 'Garzón, el duelo imposible'
'Garzón, el duelo imposible', de la editorial Rotundo Vagabundo, invita a los lectores a explorar los entresijos de la historia nacional. Alfredo, quien relata la historia de su hermano y la suya propia, despliega una conmovedora conversación con el devenir social y político que esculpió sus propias miradas y sensibilidades, pero también con los jóvenes del presente, quienes han mantenido vivo el ideario de su hermano.
La narración pasa por el movimiento gaitanista, el trágico asesinato de Gaitán y los hilos invisibles del genocidio político, el trabajo del maestro Humberto Martínez Salcedo y su impacto en el periodismo independiente y el humor político. Narra de manera afectiva los años de infancia de Jaime Garzón y su perspicacia como educador popular y humorista nato.
Además, claro está, afronta con agudeza la infructuosa búsqueda de justicia, sus hipótesis y preguntas sobre el caso, sobre los determinadores del crimen, la influencia del narcotráfico en el conflicto armado y el clima ideológico que se instauró a partir del magnicidio de su hermano.
La obra es un tributo a Mario Calderón, Elsa Alvarado, Jesús María Valle, Eduardo Umaña, Jaime Garzón, Kimy Pernía, Sergio Restrepo SJ, Guillermo Cano, Silvia Duzán, los líderes de la Asociación Campesina del Carare, entre muchos otros, quienes, a través de su talento y valentía, dejaron una huella imborrable en la historia de la nación.
'Garzón, el duelo imposible' no solo es un relato gráfico, es un gesto contundente que apunta a la recuperación de la alegría, la esperanza y la reconciliación, emociones de las que quisieron despojarnos con el asesinato de Jaime, dicen los autores.
Jaime Garzón: un héroe eterno de la sátira colombiana
A propósito, el Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes hace un repaso de la huella (y del vacío) que dejó Garzón en el humor político colombiano al conmemorarse los 25 años de su asesinato.
El humor político en Colombia ha tenido una misión similar; la de ser un elemento subversivo y de autocrítica. En palabras de Fidel Cano, director de El Espectador, “es un elemento muy importante para poner a pensar al país. Es otra manera de generar opiniones y de cercanía con las audiencias".
A través de su historia, el humor político siempre ha respondido a los contextos sociales que ha vivido el país. Desde Lucas Caballero Calderón, más conocido como Klim, y Héctor Osuna, hasta Vladdo y Matador, cada generación ha contado con figuras cuyo ingenio y humor ha resaltado de forma aguda la realidad social de cada época. Hay un hombre, sin embargo, que escapó a su tiempo para volverse eterno: Jaime Garzón.
Jaime Garzón, un ícono para la eternidad
En los inicios de su carrera está una de las claves de su éxito como humorista político. Fue alcalde menor de Sumapaz, trabajó de la mano de Andrés Pastrana en su campaña por la alcaldía de Bogotá, colaboró con Enrique Peñalosa y con César Gaviria en su periodo presidencial. Garzón conocía el mundo político desde adentro, sabía cómo estaban configuradas sus esferas.
“Para hacer humor político se debe ser un ser político, se debe tener una sensibilidad política", confirma César Ayala, Profesor del Departamento de Historia de la Universidad Nacional. Para Ayala, la clave detrás del humor de Jaime está en que “hacía humanos a los políticos y llegó en un momento en el que se necesitaba un humor nacional que no fuese bipartito". A lo largo del programa, Garzón desarrolló personajes icónicos como Néstor Elí y Godofredo Cínico Caspa.
La mirada atenta de Jaime, su facilidad humorística y su carisma le hicieron ganar el cariño de la audiencia. “El humor político conecta con la gente de forma inmediata y de manera amable. Te produce una sonrisa agridulce", afirma María Teresa Ronderos, periodista y autora del libro 5 en humor. “En el caso de Jaime, era un personaje de una inteligencia y de una simpatía impresionante", añade.
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El humor como discurso de resistencia
El humor, más allá de ser entretenido, cumple también con una función social. No en vano, el rol del bufón se puede rastrear desde la antigua Grecia en obras de autores como Aristófanes y Menandro. Y era un rol privilegiado en la corte: podían dar una opinión honesta usando como herramienta a la sátira. El humor político desde sus inicios desnuda al poder, lo expone.
El humor político, además, es dual. Por un lado, si bien su fin es la risa, su fuente tiende a ser una realidad difícil. “Es una forma de catarsis y de opinión", comenta el humorista Karl Troller. Su función, en dicho sentido, es casi terapéutica. “Con el país que tenemos, lo único que nos queda es reírnos", confirma Ayala.
Colombia, un país donde hacer humor político es difícil
Al hablar del panorama actual del humor político en Colombia, no se puede evitar hablar de Jaime Garzón. Su pérdida, repentina y dolorosa, marcó un antes y un después en el humor nacional. “Jaime desapareció en una forma cruel, eso lo catapultó a un rol estelar en la memoria nacional", dice Ayala. Ronderos concuerda: “la gente sintió como si se le hubiera muerto un pariente, un amigo, una persona que decía la verdad y que hablaba por ellos".
A la muerte de Garzón le siguieron dos factores que reconfiguraron el humor político en Colombia. En primer lugar, la censura y la autocensura. “Toda opinión siempre genera rechazo de los poderes o incluso de las audiencias. La censura es una batalla permanente no solo de los humoristas, sino de la prensa en general", confirma Fidel Cano. “Muchos buscan en el humorista a un militante. Esto afecta mucho al humor político", reitera también Ayala.
En medio de este panorama, surge una pregunta: ¿por qué, durante un momento de decadencia humorística, sigue siendo vital la figura de Garzón? Eduardo Arias resume su respuesta a una charla que realizó Garzón el 14 de febrero de 1997 en la Universidad Autónoma de Occidente. Arias, que visitó la institución una semana después de Jaime, presenció la conmoción de los estudiantes. Durante aquella charla, Garzón pronunció su famosa frase: “Si ustedes los jóvenes no asumen la dirección de su propio país, nadie va a venir a salvárselo". En ese momento, menciona Eduardo, presenció el factor que lo inmortalizó: “Jaime quería expresar sus ideas, pero también enseñar. Él era un pedagogo. No solo quería ser chistoso".
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