Durante años, Juan aprendió a sobrevivir con lo mínimo. El frío de la madrugada, el hambre persistente y la incertidumbre de no saber dónde dormir hacían parte de una rutina que se repitió durante casi cinco años en las calles de Ibagué. La Plaza de la 21 fue testigo de sus días más difíciles, pero también del momento en que decidió detenerse y escuchar una propuesta distinta: aceptar ayuda.

No fue una decisión fácil. Desconfiar era casi una forma de protección. Sin embargo, en una de las jornadas de la Patrulla Social de la Alcaldía de Ibagué, Juan optó por dar el primer paso. Aceptó iniciar un proceso de rehabilitación en la Fundación Rescatados por su Sangre, un lugar donde, más allá del techo y el alimento, encontró disciplina, acompañamiento y la posibilidad real de volver a empezar.

Los días se convirtieron en meses y el esfuerzo empezó a dar frutos. Hoy, tras cerca de nueve meses de proceso, Juan no solo se mantiene alejado de aquello que lo llevó a la calle, sino que también ha comenzado a reconstruir los lazos que el tiempo y la distancia habían debilitado. Su madre volvió a aparecer en su vida y su hijo, de 12 años, lo visita esporádicamente, recordándole cada día la razón por la que no quiere volver atrás.

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“Tomé la decisión de cambiar de rumbo, de alejarme de todo lo que me hacía daño. Sí se puede, solo hay que decidirse”, dice con la tranquilidad de quien habla desde la experiencia y no desde la promesa.

Esa voluntad fue clave para que la Administración Municipal realizara las gestiones necesarias que hoy le permiten estar vinculado laboralmente a la empresa Interaseo, donde trabaja como auxiliar de corte de césped. Lleva cerca de un mes cumpliendo horarios, recibiendo su salario y asumiendo responsabilidades que, tiempo atrás, parecían inalcanzables.

Con lo que gana, Juan ahorra. Su meta es comprar una motocicleta que le facilite llegar a los puntos de trabajo asignados y visitar a su hijo, que vive en otro municipio. Son objetivos sencillos, pero cargados de significado: estabilidad, cercanía familiar y dignidad.

La historia de Juan no es aislada. Hace parte de una apuesta más amplia de la Alcaldía de Ibagué por lo social, enfocada no solo en la rehabilitación, sino también en la prevención. Programas como ‘No des limosna, da oportunidades’ buscan ofrecer alternativas reales a quienes viven en situación de calle, promoviendo procesos de acompañamiento y reintegración.

Esa misma visión dio origen a iniciativas como Casa Victoria, el primer centro público de rehabilitación del municipio, donde niños, adolescentes y jóvenes reciben atención integral para reconstruir su proyecto de vida, y la Guardería Nocturna, un espacio seguro para hijos de padres que trabajan o estudian en horario nocturno.

Juan camina hoy con la certeza de que el pasado no define el futuro. Su historia es la de una decisión tomada a tiempo y de una oportunidad convertida en acción. Una prueba de que, cuando el acompañamiento existe y la voluntad se mantiene, es posible dejar la calle atrás y volver a empezar.

*Realizada con información de la oficina de prensa de la Alcaldía de Ibagué.