En las montañas de Ibagué todavía quedan muchos tesoros de la naturaleza por descubrir. El más reciente fue la Pasiflora dulimae, una especie de la familia Passifloraceae, la misma de otras muy populares como el maracuyá, la curuba, la gulupa o la badea.

El hallazgo de la Pasiflora dulimae se produjo en el Cañón del Combeima, concretamente en la vereda Bellavista, en la ruta hacia la cascada La Plata. Inicialmente la encontraron los biólogos David Lozano Cifuentes y Lina Corrales, a quienes después se unieron el conocido ingeniero forestal Boris Villanueva y el especialista de la familia Passifloraceae en el país, John Ocampo.

La nueva especie tiene forma de una liana o un bejuco, que produce flores muy llamativas y unos pequeños frutos de color morado. Por sus delgados tallos verdes, que alcanzan hasta los 10 metros de largo, resulta similar a una hierba común.

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Sin embargo, de ella brotan hojas verdes y moradas, frutos aún por caracterizar y flores con sépalos blancos, coronas de un verde muy claro con pequeñas manchas moradas y un ovario de un verde más intenso.

(Características detalladas de la Pasiflora dulimae)

La familia Passifloraceae es capaz de producir frutos y flores al mismo tiempo, lo que facilitó la identificación de la Pasiflora dulimae como parte de ella. No obstante, todavía queda mucho por descubrir, sobre todo en relación con sus frutos.

“Sus frutos, cuando están maduros, son morados, pero todavía no hemos podido encontrar uno totalmente maduro. Parece que a esta especie le cuesta ser polinizada y eso nos preocupa, porque puede haber un insecto afectando los frutos cuando están inmaduros, o quizá no haya suficientes polinizadores disponibles para ella, que deberían ser las abejas”, explicó David Lozano, biólogo de Parques Nacionales Naturales de Colombia.

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David reveló que la especie se ubica después de los 2.400 metros sobre el nivel del mar. Su presencia en el Cañón del Combeima es escasa, por lo que podría hallarse en peligro de extinción.

“Intuimos el riesgo debido a la escasa población de la especie y por su ubicación en zonas tan restringidas. Vemos peligro por la ganadería extensiva, los cultivos, las podas y un montón de actividades antrópicas que afectan las poblaciones”, enfatizó Lozano.

El nombre con el que bautizaron la especie busca rendir homenaje al Nevado del Tolima. Dulima es el nombre que le daban los pueblos indígenas al coloso de las nieves que custodia a Ibagué desde las alturas.

“Quisimos dedicárselo a Dulima. Buscamos la etimología, nos dimos cuenta de que los pijaos usaban esa palabra para referirse al Nevado del Tolima y quisimos hacerle un gran homenaje, porque no sabemos si el Nevado va a continuar ahí en los próximos 10 años o si el calentamiento global lo acabará. Antes de que pase eso, queríamos rendirle honor a este coloso”, señaló David.

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La Pasiflora dulimae es una de las varias especies descubiertas en Ibagué y el Tolima en los últimos meses, lo que evidencia que aún existen plantas por identificar, al menos a los ojos de la ciencia.

“No sé si haya mucho por descubrir en Ibagué y el Tolima, sino que ahora se les está prestando más atención a zonas a las que la gente no suele ir con fines científicos. Eso nos ha permitido hallar estas novedades, que parecen ser muy peculiares porque son endémicas del Tolima”, subrayó el biólogo.

Ahora, el equipo de investigadores espera llegar hasta las comunidades del Cañón del Combeima para hacer pedagogía sobre las nuevas especies descubiertas en su territorio, y así intentar que “se lo piensen dos veces” antes de deforestar o afectar con sus actividades los tesoros naturales de la zona.