Por Raúl Monroy Molina
Gestor cultural

El amor por lo nuestro o sentido de pertenencia, es una emoción de identidad, caracterizada por una combinación de costumbres, tradiciones y creencias, que históricamente, ha sido ignorado y desestimado por gobernantes de turno en el Departamento del Tolima.

Mi intención despojada de cualquier análisis cáustico, es solo un llamado a provocar conciencia en toda la población, sobre este importante tema, muy visible y arraigado en otras regiones.

De tal manera es necesario remontarnos a épocas anteriores, cuando el icónico aguardiente Tapa Roja, ese que calmaba las penas y el llanto de La Llorona, era causa de orgullo de la Fábrica de Licores y vanidad de quienes lo tenían en su mesa. Ahora tenemos que reconocer como verdad inocultable, que en la Capital Musical, solo se encuentra publicidad de otro aguardiente, el escenario para toda clase de eventos pagados y el patrocinio de los mismos, llevan el sello de este licor exterior. Asimismo, en las festividades tradicionales de los demás municipios, se ven licores de todos los colores y con mucha timidez el nuestro.

Además, es imperativo referirnos a nuestra cenicienta, la música tradicional, más resbaladiza para las autoridades que una “Guabina”; No basta un Conservatorio, ni una viejecita ciega, cantando en la tercera, igual que otros, para conseguir el pan de cada día, con el fin de mantener el título otorgado a Ibagué de Ciudad Musical.

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A finales del 2024 se conoció un caso único en la historia de la música colombiana, como fue el acontecimiento del tema “La Coqueta” del género carranguero, cuyo suceso no fue más, que el evidente apoyo total y decidido del pueblo colombiano a la música nuestra, cansado de las vulgaridades del reguetón y algunos temas de música popular.

Es necesario como lo manifesté anteriormente, para provocar conciencia, mirar regiones como la Costa, el Llano y otras que tienen un firme apego por su música, tanto que han provocado que la Unesco les salvaguarde su lenguaje del alma, como patrimonio inmaterial universal.  

Por lo anterior, es necesario y pertinente invitar a gobernantes de manera respetuosa, a ejercer ese liderazgo de amor por lo nuestro y sentido de pertenencia; así nos toque luchar hasta último momento por mantener vivas esas tradiciones, que a las nuevas generaciones no les interesa como legado, que la falta de cariño y afecto hacia estas, no provoquen juicio de orfandad y como resultado, desprestigio de cualquier influencer.