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Opinión

Politiquería y nepotismo en la Alcaldía de Ibagué

Politiquería y nepotismo en la Alcaldía de Ibagué

Por: Humberto Leyton


El nido politiquero y de nepotismo, ambos sinónimos de corrupción, en que está convertida la Alcaldía de Ibagué, quedó plenamente demostrado en dos actos que presidió la alcaldesa Johana Aranda, quien ejerce su cargo como capataz de su mentor y exalcalde Andrés Fabián Hurtado.

El primer evento fue el lanzamiento soterrado de Carolina Hurtado, hermana del oscuro exalcalde de Ibagué, como candidata a la Cámara de Representantes por el partido de la U. El acto se cumplió el pasado martes 12 de noviembre, en la promoción del programa para adultos mayores denominado “Pan de Vida”, donde con recursos públicos se inició la promoción de la hoy exfuncionaria a un escaño en el Congreso de la República.

Estas actitudes de utilizar los bienes y recursos públicos como patrimonio personal, no fueron lejanos en la administración del mitómano Hurtado ni de su protegida alcaldesa Johana Aranda.  Vienen de la misma escuela y tienen las mismas mañas.

Los hermanos Hurtado entonces, tendrán otra fuente de financiación de sus tempraneras campañas políticas: la Alcaldía de Ibagué, además de fungir como un colosal directorio político, se ha convertido en agencia de empleo de la familia Hurtado. Allí tiene cargos de todos los niveles y categorías: hermanos, tíos, primos, esposas, suegras y amigos íntimos, tanto en la administración central como en entidades descentralizadas como el IBAL, Infibagué, Imdri, entre otros. El roscograma de los ‘hurtados’ es grande en estas entidades oficiales.

El nepotismo que funciona en esta suertuda familia en la administración pública, ahora se traslada al campo político. Andrés quiere ser gobernador y Carolina Representante a la Cámara, en un hecho que no tiene antecedentes en Ibagué y el Tolima, donde una famiempresa política quiere a toda costa monopolizar no solo la administración municipal, sino también a ciertos partidos en decadencia como la U, Cambio Radical y el propio Centro Democrático y de contera el otrora glorioso Partido Liberal.

El nepotismo, donde no cuentan los méritos, sino el parentesco familiar y de cercanía, es una de las variantes de la corrupción que tanto daño le ha hecho a la administración pública, hoy encarnadas en los hermanos Hurtado y toda su familia.

El ratón cuidando el queso

La segunda paradoja se presenta en el supuesto llamado de atención que hizo la alcaldesa Aranda a los funcionarios que representan a los movimientos y partidos que la acompañaron en su campaña, pero que, según la mandataria, no están cumpliendo con su deber: trabajan poco y, en algunos casos, no van a sus oficinas.

Estas ‘denuncias’ se podrían encuadrar en aquel refrán popular de: “El gato cuidando al queso”, por la hipócrita y falsedad que encierran. La funcionaria sabe y es consciente que ella parceló su administración en rancios feudos políticos, cuyos beneficiarios son los que la apoyaron en su aspiración de llegar a la Alcaldía de Ibagué. Ese ejército de funcionarios y contratistas que tiene el municipio y que suman más de cuatro mil personas, precisamente son el resultado de los compromisos que adquirió con sus amigos de campaña, y que los tienen es para hacer politiquería no para trabajar.

La alcaldesa no puede hacerse ahora la inocente de lo que está pasando en su redil, del desgreño y desorden que hay en las oficinas de la alcaldía y de los institutos y empresas descentralizadas, especialmente del IBAL, que es la república independiente de su patrón Andrés Hurtado.  

La propia Aranda es la directora de ese gran combo que no hace más que desde ahora hacerle la campaña a los hermanos Hurtado, pagada con los dineros de los contribuyentes ibaguereños. ¿Acaso ella misma no los nombró para pagar favores políticos? ¿Qué autoridad moral tiene ahora para exigirles que trabajen? Si ellos están cumpliendo con la tarea que les encomendaron que es la de hacer politiquería, la de hacerles fiestas, festines, manifestaciones y concentraciones al prematuro aspirante a la gobernación (Andrés Hurtado).

Aranda no recuerda la jarana politiquera que se realizó en el Néctar Arena, so pretexto del cumpleaños del patrón, el 14 de septiembre del corriente año, donde los funcionarios y contratistas de la Alcaldía estuvieron dedicados más de 15 días a organizar esta ‘celebración’. ¿Por qué en ese momento no se pronunció la señora Alcaldesa?

Aranda tampoco recuerda que la mayoría de asistentes a sus actos de inaugurar un reparcheo  o tapar un hoyo en una calle de Ibagué, son los empleados y contratistas a los que ella se refiere en un largo consejo de gobierno de 10 horas, realizados recientemente.

La alcaldesa olvidó que estaba gobernando un municipio de más 600 mil habitantes, y se dedicó a comandar el equipo de campaña de los hermanos Hurtado, y ahora como Pilatos, se lava las manos amenazándolos.

Alcaldesa no busque responsables de sus desaciertos y de su pésima gestión en el comité de aplausos que usted misma ha contratado. Ellos son los que organizan los eventos y llenan los recintos y lugares a los que usted acude a ser sus promesas y ‘actos de gobierno’. También son la primera línea de la campaña de sus patrones: la familia hurtado.

¿A quién amenaza alcaldesa? ¿A sus propios parceros de viaje? Dejemos la hipocresía y los engaños, es cierto que somos calentanos pero no tan pendejos como para comernos sus reforzados cuentos.

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