Por Carlos Alberto Estefan Upegui
Exgobernador del Tolima.

«Nunca antes se había visto una coyuntura tan confusa por razón de lo que la oposición ha dicho y hecho en contubernio con la “prensa prepago”, llegándose a un grado de confrontación de opiniones, argumentos e interpretaciones que en lugar de ayudar a encontrar soluciones, confunde».

Inicio con este párrafo ya publicado en un artículo anterior para referirme a la aberrante, inconcebible y muy censurable determinación de 9 novatos y maleables Senadores de la República en contra de todo un país.

Esa es nuestra democracia a la hora de la verdad regida por lo que determine la Ley 5.ª de 1992, Reglamentaria del Congreso de la República, obrando como el estatuto que contiene las normas sobre reuniones y funcionamiento, previo filtro de las comisiones. Donde 9 de 14 parlamentarios como sucedió en el caso que nos ocupa, puede disponer a su amaño sobre un tema de tanta trascendencia e importancia como es la salud y que seguramente sucederá igual con las otras Reformas que faltan por tramitar.

En honor a la verdad, ya lo había escrito también en otro artículo, y ahora lo reitero, "valga la pena reconocer que no había habido propuesta mejor para la reforma a la salud, debido al cuidado, la dedicación, el profesionalismo y el esmero que se tuvo en su preparación".

• Puede leer: «Aterriza si puedes»

Conocemos de las condiciones intelectuales de la Exministra Carolina Corcho y de los conocimientos y capacidad de gestión de nuestro exgobernador del Tolima Guillermo Alfonso Jaramillo Martínez, cualquiera de los dos y su equipo de asesores, mejor preparados que todos los 9 “célebres” Senadores, al parecer aprendices e inexpertos, de quienes aún existe la duda de que por lo menos uno de ellos haya sido financiado con donaciones para su campaña por empresas de la salud.

Por eso se dice que en el Congreso todo es negociable, así se crea que es la representación del pueblo y que"… tiene la tarea de aprobar las leyes en beneficio del país.”. Mientras tanto opera lo que en el lenguaje bogotano le llaman “mermelada”.

No sé si en este caso la hubo, pero por lo menos deja mucho que desear su escasa preparación sobre el tema o su mediocre capacidad interpretativa de la problemática que pretendía resolverse, sin descartar otros posibles intereses; entre ellos, su necedad por hacer oposición o simplemente, porque son alcahuetes que han terminado por facilitar las cosas para quienes se vienen lucrando de este desorden.

Todo lo anterior, lleva a que sigamos como venimos; o sea:

Que demoren las citas.

Que haya que formular tutelas.

Que no existan medicamentos.

Que no haya convenios con especialistas.

Que al paciente lo atienda el médico sin levantarse de la silla solo mirando el computador y lo despache con ibuprofeno, acetaminofén y omeprazol.

Que la próxima cita sea en 90 días hábiles. Si es que no cuando ya esté muerto.

Y se continúen perdiendo billones de pesos sin que nadie diga nada.

• Lea también: La verdad hizo crisis

Por eso muchos Congresistas no son de fiar, tanto así que la coalición que hizo Petro al comenzar su gobierno con varios sectores políticos ya no existe.