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En algunos momentos, más vale malo conocido

En algunos momentos, más vale malo conocido

Por:  Gentil Gómez Oliveros
*Exalcalde y exdiputado


Después de la Convención Nacional Liberal en Cartagena y en el Tolima donde tanto el expresidente Gaviria, como el exsenador Mauricio Jaramillo mantuvieron su dominio histórico sobre el Partido Liberal, surgen varias reflexiones. A simple vista para los oficialistas fue un triunfo más de sus jefes nacionales y regionales que los mantendrá enchufados cómodamente un tiempo más; para la oposición interna fue un golpe más de indiferencia a la tan mentada renovación que esta vez tampoco llegó.

Las circunstancias políticas nacionales evidencian que el petrismo no sólo se apropió en su campaña del ideario liberal, sino que ahora en vez de ayudar a reivindicarlo pretende amenazar  su autonomía tomándose  la colectividad para enarbolar su bandera,   para eso tiene sus aliados; en el Tolima Olga B. y Morato impulsados por la mermelada que les sirvió Velasco pretendieron defenestrar a Jaramillo; incoherentemente días antes fueron a besar la mano de Gaviria quien poco gusta del jefe tolimense creyendo que éste iba a comer cuentos de provincia. En este nuevo contexto muchos liberales coherentes concluirán que si la renovación es el ‘Petro Liberalismo’ y los dos jefes han sido un mal para el partido, pues entonces que Gaviria y Jaramillo sigan siendo está vez un mal necesario.

Estos dos señores se hegemonizaron en  colectividad e impusieron su criterio político unigénito, se les reconoce su liderazgo y permanencia,  lo cual hace que hoy sean los únicos llamados a resistir, pero  cada día se quedan  sin la militancia suficiente para defender el ideario de la organización histórica que regentan; así sea mediante la continuidad de sus dictaduras deben resistir por la supervivencia del ideario liberal de centro que nunca será de izquierda radical, de no ser así, me temo  que el partido de los grandes reformistas, libre pensadores y oradores de la historia  no resista fácilmente las envestidas futuras.   

Analizando la historia del liberalismo colombiano, éste ha sobrevivido a la república conservadora, la violencia política de los años 50, a su salida contaminado del Frente Nacional, a sus graves heridas causadas por el narco proceso 8.000, sobrevivió a Pastrana y Uribe, tuvo un bálsamo con Santos y ahora como viejo guerrero pareciera sucumbir ante los cantos de sirena del populismo clientelista de izquierda.

La izquierda ha sido protegida del liberalismo en distintos momentos de la historia: por ejemplo la Reforma Constitucional  de 1910 de tinte liberal  dio vida a los movimientos de izquierda, el dirigente  agrario del Sumapaz y Oriente del Tolima  Juan de la Cruz Varela fue congresista  por el Movimiento Revolucionario Liberal de López Michelsen, Barco y Gaviria fueron aperturistas, gracias a ello  el M-19 obtuvo  perdón y olvido a sus crímenes políticos, otorgándoles, a cambio, un lugar en la Asamblea Nacional Constituyente que dio lugar a la Carta Magna de 1991; o 'La paz de Santos', apoyada por el liberalismo; de no ser así, hoy la izquierda no tendría el poder.  

Amplios sectores liberales sienten que el petrismo no le está pagando bien al partido de la equidad social y convivencia ideológica, así mismo le gritan a Gaviria y Jaramillo: “o cambian o nos cambiarán a todos”.   

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