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El pastorcito mentiroso
Hay cosas que son buenas y lo mismo malas, otras son absurdas y algunas tienden a ser injustas, pero los absurdos vienen a ser tan injustos que no podemos entender en qué momento nuestro municipio, el Líbano Tolima, llegó a este retroceso tan bajo.
¡Qué coincidencia¡ hace pocos días Dairo Castellanos lo escribió bajo el título “lo que se perdió y lo que se puede perder”. Eran tiempos de pensar en grande. En el Líbano Tolima la disputa no era por quién pudiera gobernar ni era por cuánto se pudieran robar, y esto de Dairo nos ha hecho regresar a los años de mi infancia, de la adolescencia, que estuvieron marcados de cosas buenas, de recuerdos imborrables.
El pueblito estaba lleno de paisajes hermosos, de risas, de gente querida y honesta, de momentos cuyas fotos se mantienen en nuestra memoria selectiva.
Incluso, sin ser yo jaramillista, ni liberal, el primer alcalde que tuvo el Líbano, por elección popular, fue el médico Alfonso Jaramillo Salazar y no necesitó de regalar tamales, ni lechona, ni mucho menos dinero, era un hombre con carisma, que sí amaba su pueblo y quería que todo el mundo estuviera bien y no solo unos cuantos como pasa ahora.
El doctor Alfonso Jaramillo Salazar era un excelente médico y atendía al que lo llamara desinteresadamente, iba hasta la casa de cualquier paciente que necesitara de sus servicios, podemos decir que con él empezó la medicina preventiva, el médico visitando a los pacientes en la casa. Entonces, cómo no recordar al doctor Alfonso Covaleda, otro eminente médico que de igual manera atendía a la población.
Qué tiempos aquellos, en que los concejales eran ad honorem, es decir, sin sueldo y las sesiones eran las mismas, había participación de todos los gremios. El profesor Miguel Gómez, el papá de Alvarito Gómez, el hoy abogado de los pobres, su padre una eminencia era el secretario de despacho, participaban liberales, conservadores y hasta don Primitivo Sierra del Partido Comunista.
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Arturito Quintero, acérrimo conservador, conocido como 'el morado', era más jaramillista que cualquiera del partido Liberal, ellos sí luchaban por el Líbano y no se robaban un centavo del presupuesto, por eso es que hoy nos hemos puesto a pensar: qué pasó con nuestro pueblo el Líbano, un pueblo hermoso, pujante, cuna de escritores: Eduardo Santa, Germán Santamaría, los hermanos Pardo, el poeta Afranio Parra Guzmán, gente preparada. Tuvimos excelentes profesores: Alfonsito Arango, el profesor Triana, el profesor Delgadillo, la señorita Alicia Vélez Trebilcook, Miguel Gómez Gómez, el profesor Manuel Bohórquez, el profesor Portela, el profesor Fernando Gallego, quien fue tildado de loco por predecir la erupción del nevado del Ruiz y la destrucción de Armero, el profesor Vargas, misis Hoyos, tuvimos el prestigio de sacar los mejores bachilleres del país, en esa época existía el concurso Coltejer donde se seleccionaba el mejor bachiller de toda Colombia y en el Líbano Tolima tenemos el orgullo de haberlo ganado entre 4 y 5 años consecutivos.
Hoy en día tenemos grandes profesionales en distintos campos, que se destacan en diferentes partes del país y en otros países: Sócrates Herrera, médico científico toda una autoridad sobre virología, Bethoveen Herrera, el mejor economista que tiene Colombia, el escritor Germán Santamaría, ganador de varios concursos a nivel nacional e internacional y uno de los mejores cronistas de todos los tiempos en el país, Eduardo Sandoval Forero, historiador, profesor de la Universidad Nacional de México (UNAM), Antonio González, 'Ñaño', ex embajador en Chile y Portugal.
Y entonces, porqué llegamos a caer tan bajo, dónde quedó la cultura de este pueblo de escritores, para llegar a elegir a un ignorante como gobernante, hasta tener que perder la identidad. Ya no nos distinguen como libanenses, cuando se refieren a nosotros dicen: allá los natagaimunos. Qué vergüenza que hayamos caído en las manos de este embaucador, engañó a los campesinos, porque es tan hábil como mentiroso, todo embustero, falso, deshonesto, desleal, hipócrita, traidor, cuentista. don Antonio no es más que un charlatán, que no le interesa sino dejar totalmente quebrado el municipio.
En fin, hemos caído en las garras de un grupo de gente, que ni siquiera son del Líbano, pero con tal de seguir llenándose los bolsillos, son capaces de apropiarse de un discurso regionalista, para engañar incautos, ese cuentico que nos echan todos los días del “Amor por el Líbano”, no se lo creen ni ellos mismos, es la carreta que les llevó a la alcaldía de Villahermosa, cuando estuvo manejando los recursos de ese municipio.
Por eso tenemos que recuperar nuestra dignidad como pueblo, y yo como bachiller del Isidro Parra, creo cumplir con el deber de invitarlos a todos ustedes: vamos por la dignidad y no le comamos más cuento a este señor que nos quiere dejar endeudados por los próximos 30 años.
De ahí que ya lo conocen como: “El pastorcito mentiroso”
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