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Críticos y tiranos

Críticos y tiranos

Por Edgardo Ramírez Polanía 
Doctor en Derecho


Para el caso de Venezuela, no sólo se trata de la falta de comprobacin ﷽﷽﷽﷽﷽﷽﷽﷽decisiones dewl mundom s no propiamente 0 ón del resultado electoral de Nicolás Maduro, o la persistencia de perpetuarse en el poder negando las libertades y derechos individuales y colectivos a una sociedad empobrecida pero rica en recursos naturales, sino algo más trascendente, que es la forma como los gobiernos democráticos de este lugar del mundo, vienen abordando la realidad social frente a la opresión de esa tiranía y las de Cuba y Nicaragua que continúan en el poder absoluto y la miseria por las restricciones económicas.

En América Latina, se ha tenido fascinación por la genialidad y la ciencia, y en mayor número por las apariencias, lo pomposo e inalcanzable. Por eso, algunos líderes políticos y los militares, prometen elevar las condiciones de bienestar de la sociedad que a la postre se incumplen, porque están  fundadas en las teorías de los fenómenos sociales y las leyes que sirven para relacionar determinados fenómenos comunitarios, que resultan especulativos y de difícil aplicación, debido a que son un intento de unir el conocimiento que se obtiene del estudio de la ciencia y la experiencia con las necesidades de desarrollo social de aquello que se puede llegar a ejecutar, como sucede en Colombia y otros países de la región acosados por la corrupción.

Ha sido costumbre de buena parte de la sociedad latinoamericana, en menospreciar la complejidad y el análisis fundado en la ciencia y prefieren lo que dicen los medios de comunicación de propiedad de los conglomerados económicos, que despiertan las emociones, el contagio mental, el dicho ajeno y las redes sociales, que entre más falsas, simples y contundentes sean, se las considera mejor, sin que sean más razonables y resuelvan nada práctico, ni se constate lo que realmente ocurre, como son la corrupción y la violación de los Derechos Humanos en Venezuela, El Salvador, Nicaragua, Cuba, Haití, Ecuador, Argentina, y en Colombia la corrupción y la violencia de las bandas criminales y las guerrillas del ELN y las disidencias de las FARC, que azotan con violencia campos y ciudades.

El atraso latinoamericano, no ha sido consecuencia de falta de aplicación de los valores de la ciencia política, los que han determinado los malos gobiernos, sino las malas  prácticas administrativas y modelos económicos importados fracasados, la corrupción, la imposición del militarismo, la actitud de los embaucadores, el poder de los medios económicos, que hacen ver las conveniencias políticas a través de sus medios de comunicación y la falta de educación y análisis crítico, que no son contrastables con la ciencia y la realidad.

Por eso, algunos piensan sin el menor análisis, que el cambio del gobierno en Venezuela, debe ser con un atentado contra Maduro y no mediante  una visión distinta de un acuerdo, con las potencias mundiales como China, Rusia e Irán que tienen negocios comerciales establecidos en Venezuela, fundado en  que se permita la libre determinación de la voluntad de los venezolanos, levantando las sanciones económicas contra ese país y de cárcel por no existir proceso previo contra Nicolás Maduro y sus dirigentes y como consecuencia que ese presidente entregue el poder.

Se necesita una salida diplomática sin que sea necesario utilizar la fuerza, deponiendo el gobierno sus intereses y la oposición una salida eficaz a la crisis, que es más conveniente, mas radical y más revolucionaria que cualquier otro proyecto político, de izquierda o de derecha. Es difícil, que un dictador con un precio a su cabeza de US$25.000.000 millones de dólares y  prisión en cárceles de los Estados Unidos,  entregue el poder de manera voluntaria teniendo el respaldo de sus Fuerzas Armadas.

El tiempo largo acaba con las arrogancias de los tiempos cortos que ya fueron, con las pasiones que se creyeron tocadas por los dioses, con la ira del espíritu, reduciendo todo al espacio inerte, infinito e inmutable. Por esa razón y la vida misma, debemos tratar de buscar la paz donde exista la guerra y ser más comprensivos y tolerantes, así nos parezca difícil aceptarlo por haber prevalecido la desigualdad y la injusticia. 

Ante la crisis debe primar la sensatez. Es el momento de la reconciliación para que regresen a su patria los ocho millones de hermanos venezolanos que deambulan por el mundo buscando un nuevo cielo donde vivir. Lograrlo depende de la voluntad de los organismos internacionales y las naciones poderosas que tienen en sus manos las grandes decisiones del mundo y pueden ayudar en un programa del retorno a Venezuela de sus ciudadanos.

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