Análisis

Toque de queda, una medida que muchos se saltan en Ibagué

Toque de queda, una medida que muchos se saltan en Ibagué

La indisciplina de un sector de la población, por un lado, y la inmediatez e improvisación de la Administración Municipal de Ibagué, por el otro, se mezclan y hacen un peligroso coctel propicio para la propagación del Covid-19. 

En efecto, en un buen número de barrios de la ciudad es común la concentración de familias y amigos en tiendas y casas sin los mínimos protocolos de bioseguridad, incluyendo tapabocas, donde se dedican fundamentalmente a la ingesta de bebidas alcohólicas y una que otra fiesta.
 
Mientras las principales calles de ciudad, como la carrera tercera, permanecen congestionadas de gente, vendedores ambulantes y colas interminables en los bancos, especialmente el Banco Agrario, donde se agrupan, todos los días, no solo los clientes del esa entidad y los pensionados, sino todos los beneficiarios de programas de asistencia del Estado en las actuales circunstancias de pandemia.

Estos lugares se pueden considerar potenciales sitios de contagio, toda vez que no se cumplen los requisitos de aislamiento, ni se tienen sitios para el lavado de manos ni se ejerce ningún control por parte de las autoridades.

Esto ha generado que a través de la redes sociales los cibernautas protesten ante la falta de autoridad para atender esta situación. Consideran que no existe autoridad que trace una política clara y definida para controlar esta situación. 

Por ejemplo, el excongresita Jaime Beltrán, dice en su cuenta de Facebook: "Ibagué sin autoridad y a la deriva, aumenta el contagio por cuenta de la indisciplina ciudadana, basta un rato en la tercera para palparlo: llena a reventar y una gran mayoría sin cumplir ningún protocolo, los tapabocas convertidos en collares y los vendedores ambulantes a pleno grito ofreciendo sus productos. Y qué decir de los tales fruver no observan ninguna medida y manipulan todos los productos sin ningún protocolo de bioseguridad.

Las tiendas de barrio son otro punto sin ningún control.
Señor alcalde póngale dientes a esto, Sr. Comandante de la Policía Metropolitana ¿por qué no visitan y verifican estos sitios? ¿por qué no se imponen sanciones por no usar el tapabocas o usarlo de adorno?.

Hagamos algo para cambiar la situación y una pregunta final ¿qué pasa con las mamás que pasean sus bebés en cochecitos algunos bonitos a ras de suelo sin ninguna protección? ¿Y la policía de infancia?", son las preguntas que plantea Beltrán.

Entretanto, el excandidato al concejo de Ibagué, Nicolás Ricardo Espinosa Torres, señala también en su cuenta de Facebook que el "Alcalde asuma un liderazgo en nuestra ciudad y no opte por la más fácil que es encerrar la ciudad y si usted no asume liderazgo la ciudad se le sale de las manos". 

Así pues, el inconformismo es palpable en un buen sector de la ciudadanía que cuestiona la actitud del alcalde Andrés Fabián Hurtado, en el manejo de la pandemia, pues las acciones que ha emprendido con la colaboración de la policía para controlar el desorden son insuficientes.

 Aunque  necesariamente el esfuerzo que cumple la Policía, es meritorio, pero quizás la inmediatez e improvisación de algunas de las medidas de orden público que ha tomado la Administración Municipal les falta  ser más  socializadas.  Eso de entregar información fragmentada o casi sobre la hora, pues además de generar desinformación provoca desorden, que se hace más evidente en una ciudad de 600 mil habitantes.

No basta con imponer comparendos a granel, si antes no se ha realizado una tarea de información y de cultura ciudadana que cale en la comunidad debidamente y, que,  es precisamente de la que carecen casi todas las decisiones que toma esta administración. La cultura ciudadana es un proceso educativo permanente y no de inmediatez.

Es por eso, que los toques de queda como las medidas de aislamiento social obligatorio, los protocolos de bioseguridad personal, poco o en nada se cumplen; son normas que nacen muertas, así el alcalde recorra algunos barrios de noche en compañía de la policía haciéndolas cumplir. 

Así las cosas, el toque de queda y el confinamiento están terminando en una mentira en Ibagué.

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