Análisis
La marcha del cinismo
Por: Humberto Leyton
Lo que faltaba para completar la foto de la llamada marcha contra la corrupción era Jhon Jairo Vásquez Velásquez, alias "Popeye", sicario de Pablo Escobar y quien se ufana de haber asesinado más de 200 personas. Pues bien, ya la tenemos.
Desde el miércoles anterior en las redes sociales y medios de comunicación comenzó a rodar un Twietter que público el delincuente apoyando y sumándose a la marcha que organizan el expresidente Álvaro Uribe Vélez y el exprocurador Alejandro Ordoñez, para este sábado 31 de marzo en todo el país contra la corrupción, publicado inicialmente por el portal Pulzo.com (Ver: "Popeye" se une a la marcha del 1 de abril).
A ello, se añaden las fotos publicadas por periodista Daniel Samper Ospina, donde aparece el expresidente Misael Pastrana con el ex-convicto en una cordial y amena reunión.
Este cuadro patético donde se encuentran políticos cuestionados que gozan de impunidad pese a las pruebas y denuncias que existen en la Comisión de Absoluciones de la Cámara de Representantes, Corte Suprema de Justicia y Fiscalía (de todo tipo y que ascienden a más de 250 procesos), únicamente nos queda pensar que estas personas haciendo gala del oportunismo, la mentira, la falacia y el engaño, como ha sido costumbre, pretendan abanderar la lucha contra la corrupción cuando ellos han formado parte de la misma. Nos creen tan bobos para hacernos comer el cuento que, quienes han formado parte del problema, ahora aparecen como los buenos de la película y los salvadores de la situación.
La corrupción ha sido una pandemia histórica en nuestro país, no solamente es de este gobierno ni del anterior ni del de más atrás. Este es un problema latente que ha permanecido subyacente tapado por la impunidad de la justicia, la corrupción de los jueces y organismos de control, donde las miradas solo se desviaban hacia el conflicto armado y se dejaba de lado toda la podredumbre a todos los niveles y en todos los estamentos públicos y privados.
La sociedad y la opinión estaba más pendientes del último asalto guerrillero, el número de muertos, las bombas, los atentados y los secuestros. La mirada de los medios de comunicación siempre estuvo pendiente de estos hechos y olvido o no trató a fondo el problema de la corrupción que es más dañina y destructora de los cimientos de la sociedad y el Estado que la guerrilla y paramilitares juntos.
En los actos de corrupción siempre han estado comprometidos gobernantes, políticos, congresistas, contratistas, empresario privados, jueces venales, funcionarios corruptos, integrantes de la fuerza pública, organismos de control, iglesias católicas y cristinas y hasta mensajeros y porteros. Así de permeada está la sociedad por este delito. No en vano en algunos países existe la pena de muerte contra estos crímenes que acaban a cualquier Estado o sociedad.
Hechas estas breves reflexiones, vamos a refrescar la memoria de quienes olvidan. Recordemos que el gobierno Uribe registró escándalos como la parapolítica con muchos socios del expresidente en el Congreso presos; los falsos positivos con más de dos mil víctimas que se asesinaban y se hacían pasar como guerrilleros muertos en combate; 18 de los ministros y altos funcionarios de Uribe se encuentran procesados, condenados y prófugos de la justicia; las chuzadas del DAS a jueces, magistrados, periodistas y opositores; la Yidispolítica (compra de su reelección con notarias, puestos y dádivas); Agro Ingreso Seguro donde se robaron la plata de los campesinos pobres; el desfalco de la DIAN; se empezó el monstruoso robo de Reficar, lo mismo que el caso Odebrecht, donde están comprometidos los gobiernos de Uribe y Santos; además recordemos la visita de ciertos personajes de dudosa reputación que entraban por el sótano o la puerta trasera de la Casa de Nariño.
Y ahora qué pensar del otro promotor de la "cruzada anticorrupción", el nefasto exprocurador Alejandro Ordoñez, destituido por reelegirse comprando cargos y ofreciendo prebendas a otros funcionarios públicos de otras ramas; el mismo que engavetó los procesos de las investigaciones disciplinarias en el caso Odebrech para favorecer a exministros y altos funcionarios del gobierno Uribe; agregándose sus conocidos fallos cargados de sesgos políticos y religiosos, condenando inocentes y absolviendo a los culpables que fue su destilo, según sus conveniencias políticas y personales, entre otros.
A esta constelación se suma Fernando Londoño, hoy director del Centro Democrático, quien fue sancionado por la Procuraduría por mentiroso y señalado por Ecopetrol de adueñarse de unas acciones de Invercolsa sin tener derecho a hacerlo. La lista de personajes cuestionados, procesados y exconvictos que convocan a esta marcha es interminable, pero "Popeye" la saca del estadio y da para pensar la clase de gente que participará en este evento.
Inobjetable entonces, el cinismo que envuelve esta movilización organizada por quienes tienen enorme responsabilidad en este mar de corrupción en que navegamos. Sería bueno saber, que si de verdad quieren ayudar a combatir este flagelo tan terrible, comenzarán por casa denunciado a los huéspedes que han participado en el robo al país.
Uribe, Ordoñez, Londoño y "Popeye", no son los más indicados para darnos clases de moral ni pedir renuncias al presidente, recordemos que Santos y Zuluaga, son engendros del uribismo. Ahora que no se vengan a bañar las manos.
(Puede leer: Alias "Popeye", se suma a la marcha del 1 de abril; El Espectador.com)
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