Análisis
Ingreso de Cambio Radical a la administración Barreto: más interrogantes que soluciones políticas
Las volteretas es una constante en la actividad política. Eso lo sabemos y no nos extraña nada que los enemigos irreconciliables de ayer sean los mejores amigos de hoy.
Pero existen ciertos acuerdos por debajo de la mesa que dejan más interrogantes que soluciones políticas o administrativas como el ingreso de la familia Martínez (Cambio Radical), al gobierno de Óscar Barreto.
No es necesario ser un sesudo analista ni un conspicuo observador de los acontecimientos político-administrativos para entender que este acuerdo por puestos, contratos y otros gajes es reciproco. De la noche a la mañana a CR se le olvido las posiciones contra la corrupción que defendía en la pasada campaña electoral, donde el blanco de sus criticas era Barreto, y sacaban a relucir todos los procesos que tiene el mandatario en la Fiscalía.
Parece que ahora la torta se voltea en este tema y, con los buenos oficios del director de la Aeronáutica, Alfredo Bocanegra, que en definitiva no sabemos si es conservador o de CR, o ambas cosas a la vez, se llegan a unos acuerdos que nadie conoce, para el ingreso de los amigos de los Martínez y Bocanegra, a la comilona de pastel burocrático y demás prebendas. ¿Y esto a cambio de qué? A primera vista y a vuelo de pájaro, esta pregunta permite colegir que a Barreto lo único le interesa es que los procesos en la Fiscalía sigan engavetados para gobernar tranquilo y poder terminar su periodo; y que, para ello, el candidato Germán Vargas Lleras, sería el más indicado para llegar al Fiscal General Néstor Humberto Martínez, por la amistad entrañable que profesan estos dos dirigentes y la militancia manifiesta del jefe del ente acusador en CR.
En esta valoración, el primer peldaño a escalar es el ingreso oficial de CR al gobierno, solucionar problemas de puestos y tener contentos a los hermanos Martínez (CR), para que estos se encarguen de llevar el mensaje a Vargas Lleras y, este a su vez, al Fiscal Martínez. Estas hipótesis o rumores son los que circulan con más fuerza en el ámbito político departamental.
De tener asidero estas conjeturas, estaríamos ante un deplorable e incalificable hecho de cambio de puestos, contratos y votos por impunidad. Ni más ni menos. Una justicia canjeable y negociable. Ojalá nos equivoquemos.
Pero casos reales se han presentado con el mismo mandatario. Recordemos el levantamiento de la sanción de suspensión por 11 años, para ejercer cargos públicos que pesaba contra el mismo funcionario, y que por obra y gracia de la intervención de Álvaro Urube, Alejandro Ordoñez, se la levantó. En aquel entonces, tenía buenas relaciones con el expresidente y al exprocurador también le prometió sus votos para la campaña presidencial, los mismos que posiblemente le está endosando ahora a Vargas Lleras. Lo difícil saber es si les cumple.
No en vano la reciente foto en el acto de posesión del licenciado Daniel Eduardo Medina Ocampo, como Director de Cobertura Educativa de la secretaria de Educación del Tolima, donde aparecen también el gobernador Óscar Barreto y Alfredo Bocanegra, entre otros. Es la primera cuota de este proceso, falta que se desenvuelva el resto de la historia. Solo el tiempo se encargará a clarificar esta situación.
Entretanto, el congresista Carlos Edward Osorio, que se consideraba el perdedor en este reajuste, quedó lo mismo, su cuota burocrática Diego Giraldo, que escasamente duro un mes en ese cargo, fue trasladado a uno similar y con el mismo sueldo a la secretaria de Inclusión Social.
Lo que no entendemos es cómo el director de la Aeronáutica Civil, teniendo el rancho ardiendo en Bogotá, con problemas de todo tipo, se la pase en el Tolima haciendo política o politiquería ¿O cuadrando entuertos?
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