Análisis
Emilio Martínez: una vida de desaciertos
En 1992 cuando Emilio Martínez llegó a la Asamblea Departamental del Tolima y tuvo su primera intervención en el seno de esta corporación, muchos de los que allí estaban presentes tuvieron una coincidencia: nacía para el Tolima y Colombia un auténtico líder político.
Y no se sabe si esas palabras de elogio que le llegaron al oído del naciente político poseedor de una oratoria segura y demoledora, terminaron por hacerle más daño que bien. El ego se elevó y ese que prometía ser el heredero perfecto de otros dirigentes, valga decirlo también malogrados, empezó a opacarse. De ese aguerrido fundador del Nuevo Liberalismo en el Tolima, fiel escudero de las ideas de Luis Carlos Galán Sarmiento, iba quedando poco
Sale de la Asamblea donde deja un buen recordatorio de diputado fogoso y llega a la Cámara de Representantes en representación del movimiento político orientado en ese momento por otro joven liberal, Mauricio Jaramillo Martínez.
Y allí empezó el acabose. Su primer periodo 1994-1998, pasa sin pena ni gloria, lo que sí demuestra es su habilidad para hacer clientelismo. Comienza así a construir un emporio político en el Tolima que hoy se mantiene pero, valga decirlo, con grandes dificultades.
Sin investidura
En su segundo periodo de representante, ya sin Mauricio Jaramillo de jefe, 1998-2002 ocupa la presidencia de la Cámara de Representantes. Hay júbilo en el Tolima, porque un hijo de la tierra llega a esta alta dignidad. Y como ha ocurrido, tristemente con otros dirigentes que han llegado a ocupar altas responsabilidades en las esferas del Estado, hace quedar como un zapato a los tantos tolimenses que creían en él. Perdió su investidura después de un año de comenzado el período.
Como Presidente de la Cámara de Representantes se recuerda un episodio que causó profundo alboroto mediático cuando otorgó becas a 30 congresistas y asesores de los mismos, por valor de 165 millones de pesos.
De igual manera hay otro hecho que empaña su ejercicio político por lo estrambótica de la medida. Como presidente de la Cámara de Representantes, Martínez prohibió al personal de la corporación usar minifaldas y jeans.
El Consejo de Estado lo despojó de su investidura al comprobar que le otorgó un millonario contrato al tercero de su lista a la Cámara de Representantes. Fue condenado por la Corte Suprema de Justicia a 16 meses de prisión por el delito de peculado culposo.
En el año 2002 la Corte Suprema de Justicia determinó que Martínez debía responder por los delitos de celebración indebida de contratos sin el cumplimiento de requisitos legales, en la época que formó parte de la mesa directiva de la Cámara de Representantes. Emilio Martínez Rosales fue sancionado de por vida para aspirar y ocupar cargos públicos, pero eso no ha sido barrera para seguir siendo el gran jefe, sobre todo de Cambio Radical en el Tolima.
Político hábil
Emilio Martínez es un político hábil y pese a esa mayúscula sanción es un ‘jefe’ con mucho poder e influencia en los gobiernos tanto departamental como municipal. Quita y pone cuando quiere y como quiere. Su audacia y osadía es tan grande que por encima de todo impuso el nombre de su hermana en la actual campaña política como candidata a la gobernación y logró de nuevo unir a su alrededor a los ex senadores Carlos García Orjuela y Mauricio Jaramillo Martínez. Maneja cargos de rango nacional, por ejemplo para nadie es un secreto que el actual procurador provincial de Ibagué, Elkin Anselmo Oliveros es uno de los más cercanos a su círculo de amigos.
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Los escándalos no paran ahí. Su nombre ha estado sumido en otros casos bochornosos, por ejemplo la Fiscalía lo capturó por presuntos nexos con el paramilitarismo. En el año 2001 fue víctima de un atentado en El Espinal
Otros dos hechos sombríos en la vida de Martínez Rosales están relacionados con una demanda por paternidad instaurada en juzgado de Cartagena. Y en el año 2013 su nombre fue vinculado con un caso de abuso sexual en menor de 14 años.
Pero como si lo anterior fuera poco, este lunes 2 de septiembre Emilio Martínez Rosales fue denunciado ante la Fiscalía General de la Nación en Bogotá, por los presuntos delitos de concierto para delinquir agravado, peculado, interés indebido en la celebración de contratos y tráfico de influencias.
La denuncia tiene que ver con una presunta exigencia de dinero a contratistas de la Alcaldía de El Espinal, donde Martínez al parecer es amo y señor.
Difícil situación para quien en sus inicios de político, se erigía como un dirigente sobre el que ondeaba un aire de renovación de la política tolimense.
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