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Análisis

“Cuando el gato no está, los ratones hacen fiesta”

“Cuando el gato no está, los ratones hacen fiesta”

La aplicación del título de este refrán nos cae como anillo al dedo para referirnos a una situación que desde hace meses se viene registrando en la oficina de prensa de la alcaldía de Ibagué.

Advertir que también se puede presentar en otras dependencias de la misma institución o de entidades como la gobernación del Tolima, inclusive en el sector privado.

Como se sabe, la sentencia popular hace referencia a que cuando la autoridad se ausenta, los subalternos se dan sus libertades, se relajan y hasta son irresponsables en el cumplimiento de sus deberes y obligaciones. Esta figura también traslapa hasta casos familiares, amistades, grupos sociales, de trabajo, y toda aquella actividad humana donde siempre una figura es la encargada de mantener el orden, la disciplina y el cumplimiento de los deberes.

Hechas estas apreciaciones, que también las contempla el diccionario de la RAE, queremos adentrarnos en un caso que tiene aplicación general, para sugerir las consecuencias que se derivan cuando se baja la guardia de un grupo y, en ciertas ocasiones, se llega hasta los extremos como la irresponsabilidad y el abandono por  completo de las funciones y obligaciones que deben cumplir las personas encargadas de determinada labor.

Un ejemplo palmario de esta situación es la oficina de comunicaciones de la alcaldía de Ibagué, donde aprovechando la ausencia del mandatario local por su viaje a la China, se desentendieron por completo de sus obligaciones y prácticamente entraron en cese de actividades.

 No generan ni siquiera un boletín diario. Y pensar que en esta oficina trabajan cerca de 15 personas, entre ellas tres diseñadores, personal suficiente y de sobra como para sacar dos ediciones diarias de El Nuevo Día y surtir de información a todos los medios locales y regionales.

Pero la situación se complica más, cuando los periodistas acuden a los funcionarios a buscar noticias y estos les dicen que es a través de la oficina de prensa que se canaliza toda la información, una dependencia que tiene muchas falencias en su funcionamiento.

El problema para los comunicadores no es que la oficina de prensa no funcione, es lo de menos; ellos pueden conseguir la información por otros lados, lo inexplicable es que las propias fuentes responsables de las secretarías o dependencias, les digan que toda información del gobierno municipal la debe suministrar una oficina que en la práctica solo tiene el nombre, pero que es inoperante.

Grave la situación si pensamos que en los seis últimos meses de la administración de Guillermo Alfonso Jaramillo, su equipo de prensa debería de ser eficiente no solo en el registro de la información diaria y en momento que se produzca, incluyendo sábados, domingos y festivos, sino que debería tener un plan estratégico para la defensa de la obra de gobierno, atacada desde diferentes flancos por sus enemigos, especialmente algunos medios con obvios intereses en regresar al pasado de Luis H. Rodríguez.

Puede leer: El periodismo del chisme y del linchamiento.

Un trabajo que no es difícil hacer por tratarse de un alcalde que ha sido diferente a los demás, que tiene obras para mostrar y que lo respaldan, gente solidaria que lo apoya, y que existen los insumos necesarios comunicacionales para realizar un buen trabajo de despedida de su administración.

Infortunadamente, consideramos que con el equipo que tiene en los actuales momentos, será una tarea imposible de cumplir, al no ser que se realice una restructuración y que esa oficina cambie de rumbo. ¿Será que les queda grande a quienes la dirigen?

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