Por Eduardo Peñaloza Kairuz.

*Arquitecto y docente Universidad de Tolima

Ardua labor se nos plantea a los arquitectos/profesores de Ibagué, cuando viajamos de práctica con estudiantes a otros lugares. Una de ellas es mantener la fe y la esperanza de que nuestra ciudad la que queremos y amamos pueda brillar algún día por su planeación y desarrollo armónico.

Es común escucharnos decir: Ibagué lo tiene todo. Sus montañas, sus ríos, su clima, su biodiversidad. Es incluso una de las ciudades colombianas que más aporta al avistamiento de aves, según los indicadores del Global Big Day. Desde mi punto de vista, Ibagué podría destacarse por tener uno de los mejores jardines botánicos urbanos del país: el de San Jorge, ubicado en pie de montaña. A esto se suman escenarios donde proliferan las orquídeas, el cañón del río Combeima y el majestuoso nevado del Tolima, entre muchos otros espacios vinculados a la naturaleza, así como con edificaciones de valor cultural único en Colombia, como el Panóptico o el Conservatorio, entre otros.

Sin embargo, la práctica académica que realizamos con los estudiantes de tercer semestre de Arquitectura en Manizales nos conduce inevitablemente a la comparación. Con 175 años de historia, esta ciudad ha sabido transformar las dificultades de un relieve complejo en verdaderas oportunidades. Recorrer la Avenida Santander, entre edificaciones republicanas y contemporáneas, resulta un auténtico placer. A ello se suma un sistema peatonal bien señalizado, ordenado, sin huecos ni andenes deteriorados (lo primero que piensa un ibaguereño). Algo tan elemental como el buen estado de las vías y los andenes, junto con el aseo y el manejo adecuado de los residuos sólidos y orgánicos, no debería considerarse un logro destacable ni un recurso político; en sociedades civilizadas, es simplemente lo mínimo esperado.

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Centro de Manizales. Fuente: Eduardo Peñaloza Kairuz

Manizales ya opera con un sistema de cable aéreo que suma dos líneas, mientras que en Ibagué seguimos sin concretar proyectos de esa dimensión. Cabe recordar que, como lo conversaba hace algunos años con el arquitecto César Vargas, uno de los ibaguereños que más ha impulsado este sistema, el cable de Ibagué estuvo planteado incluso antes que el de Medellín y Manizales.

               Cable aéreo, Manizales. Fuente: Eduardo Peñaloza Kairuz

 Mapa cable aéreo Manizales. Fuente: https://www.cableaereomanizales.gov.co/

Caminar por Manizales es percibir un equilibrio entre control urbano y cultura ciudadana, una dupla que parece funcionar: comunidad consciente y operatividad de la norma. En la gran mayoría de barrios se mantiene el perfil de las cubiertas, el escalonamiento de los inmuebles y la sabia conexión con el espacio público. Sus andenes, rampas y pasos peatonales de tipología pompeyana hacen parte de una urdimbre amigable y coherente.

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Estado de andenes, rampas y pasos peatonales , sector avenida Lindasay  con cra 24 ; Manizales.Fuente: Google earth

Ilumnación nocturnas en paso de cebra, sector el cable,Manizales . Fuente: Eduardo Peñaloza Kairuz

Por lo tanto, es inevitable comparar, pero también lo es reconocer que podemos y debemos actuar. La transformación de Ibagué no puede esperar ser resuelta desde los grandes planes muchos de ellos archivados en anaqueles y, probablemente, desconocidos por la mayoría de los ciudadanos. Y aunque se ejecutan proyectos, gran parte carece de la articulación necesaria entre gobierno local, academia, empresa y comunidad.

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Podemos comenzar con proyectos pequeños de intervención urbana, pero de gran significado. Por ejemplo: devolver dignidad a los pasos de cebra, verdadero territorio de los peatones; garantizar andenes con dimensiones humanas, libres de obstáculos como postes de luz, señalizaciones de tránsito, vehículos y motocicletas mal estacionados, o comercio informal invasivo. Y, por supuesto, proteger y realzar nuestros majestuosos árboles, respetando sus raíces y su dinámica vital, lo cual exige, como mínimo, alcorques adecuados.

Estado anden en Ibagué, sector 27 con 5ª. Fuente: Eduardo Peñaloza Kairuz

imagen recurrente de la invasión de los vehiculos en los andes en Ibagué, sector 27 con 5ª

Con una adecuada materialización y mantenimiento de estos elementos básicos incluyendo, desde el inicio, el diseño participativo con los actores mencionados, Ibagué podría comenzar a demostrar que es una ciudad amable, pensada para sus habitantes y para todos los seres vivos que la habitan.