Análisis

Control a las motos en Ibagué

Control a las motos en Ibagué

El último suceso de sicarito de los esposos Carlos Eduardo Trujillo Castro y Luz Alejandra Finiquitiva Jiménez  en  Ibagué, es un motivo más, que se suma a otros tantos, sobre la necesidad de implementar controles al tránsito de motos.

La utilización de este vehículo de transporte, a medida que aumentan su comercio y ventas, requiere de medidas eficientes para regularizar su movimiento desde que sale del almacén o concesionario hasta su circulación por las vías de la ciudad.  

No es posible que el afán de lucro de estas empresas, los lleven a entregar estos automotores con la simple cedula de ciudadanía del comprador sin llenar ningún otro requisito, salvo los pagares o letras hasta de menos de 50 pesos mensuales para pagarlos en cómodas cuotas, así sus propietarios queden empeñados por varios años.

Desde aquí comienza la cadena de facilidades que hoy se ha convertido en un problema no solo de tránsito sino de orden público y de seguridad de Ibagué y de la mayor parte de ciudades del país, con el incremento inusitado de motos rodando por las calles y vías, donde buena parte de quienes las conducen, no tienen conocimiento de este oficio, mucho menos experiencia ni experticia.

Luego se agrega la facilidad de desplazamiento de las motos que fácilmente salen de un trancón o se pueden meter por la calles más agostas sin mayores dificultades, lo que las hacen instrumentos preferidos de los criminales para cometer cualquier tipo de fechorías como asesinatos, asaltos, atracos y rasponazos, entre otros, pues se movilizan con su parrillero al lado, amparados en las garantías que le ofrece este ágil y eficaz herramienta de transporte para huir después de cometer sus delitos. En estas condiciones, las motos se convierte en una poderosa arma de los delincuentes que les facilita su actuación en todos los escenarios del crimen.    

Se suma a estos problemas de inseguridad, el dramático aumento de muertes y heridos por accidentes de tránsito, donde muchas de las víctimas quedan con secuelas permanentes como parálisis parciales o totales del cuerpo. Se añade, los estudios e investigaciones del Observatorio de Seguridad Vial, casi 4 de cada 10 muertes en accidentes de tránsito son motociclista. Esta situación va ligada al incremento desmesurado de venta de motos en el país, donde en la capital del Tolima, según  cifras extraoficiales, están rodando en la actualidad 80 mil aparatos de estos.

Pero a ello, se agrega la imprudencia de buena parte de los motociclistas que violan pares, luces de semáforos, se atraviesan a los carros, zigzaguean peligrosamente entre los vehículos pesados, el exceso de velocidad, las cargas inadecuadas o prohibidas en sus motos, se montan a los andenes peatonales, en fin, cometen una serie de violaciones que ameritan serios controles sobre este tipo de transporte.

Por estas circunstancias, las autorices municipales  no  debe esperar más para tomar decisiones en defensa y protección de la ciudadanía, empezando por el parrillero, que infortunadamente, y aceptando que son pocos, se convierten en principales victimarios y delincuentes para sembrar el pánico y la inseguridad en la ciudad.

Por su parte, los buenos motociclistas que no dudamos son la mayoría absoluta, deben entender esta situación y, lamentablemente,  pagar también las consecuencias que dejan los criminales. De lo contrario, la situación puede empeorar.

Igualmente, y frente al aumento exponencial de motos en Ibagué, también es justo que asuman el pico y placa reconociendo un derecho de igual donde todos deben estar sometidos a esta norma, no solo los buses, busetas, taxis y particulares. El problema de movilidad es de todos, incluyendo los peatones, y los motociclistas también deben poner su cuota.

COLETILLA: Es demasiado oportunista y carroñero, aprovechar una tragedia humana como la de la familia Trujillo-Finiquitiva, para tratar de sacarle réditos políticos, como lo intenta hacer el diputado Milton Restrepo del Centro Democrático, responsabilizando al alcalde Guillermo Alfonso Jaramillo, de la inseguridad y que la ciudad se nos salió de las manos, cuando todos los sicarios que han venido a cometer estos homicidios a Ibagué, provienen de otros lugares, fuera del departamento.    

 

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