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¿Y si la tan ansiada guerra llegara hasta este viejo Tolima?
Por: Luis Orlando Avila Hernandez
Obvio, sobra decir que se hace referencia a la ansiada y atizada guerra contra Venezuela por los 10 millones de ganadores de las elecciones pasadas, pertenecientes al Centro Democrático y a Cambio Radical, mas algunas de las incestuosas huestes liberales, conservadoras y – por qué no decirlo – del ala oportunista (lagarta se decía antes) del Polo Democrático (que incluso hasta ministra les dieron), dado que la nuestra, la heredada, la que nunca nos dejará por voluntad del CD y del CR, pronto retornará una vez cumplan con su plan de gobierno: hacer trizas la Paz firmada.
No sé si su ansia y atice les nazca porque sean militares o policías, que de hecho no lo son (y creo que ni lo fueron), o por qué (la tesis más valida) se enmarcan en el límite comportamental de la conciencia autoritaria teorizada por Erich Fromm en los 30 del siglo pasado, cuando a la cristiana sociedad alemana campesina, fabril y comercial, culta y burguesa, le dio por encontrar como moralmente bueno al nazismo y a su líder, Adolfo Hitler, con la consecuente ansia de guerra y matanza no solo de judíos, sino de negros, gais, roma (gitanos se decía antes) y comunistas (Ética y psicoanálisis, Erich Fromm, FCE, 1997).
Mas lo único cierto es que hoy toda la maquina alucinadora y narcotizante de los medios nacionales con capital extranjero (prensa, radio y TV, junto a sus cotidianos “expertos”, opinadores o exCEO de las compañías que les financian), ya se ha echado a andar: el destino predeterminado de los, las y lxs jóvenes en Colombia es servir a su patria y que mejor servicio que morir en combate (¿Cuántos colombianos empuñarían las armas?, semana.com, agosto 8/2018).
Sea este, el combate, con el enemigo interno como nos obligó y dijo USA e Israel desde los 60 del siglo pasado y para lo cual y contra el cual durante las últimas seis décadas nos vendieron sus aviones de segunda, sus armas imperfectas, sus municiones mojadas, sus bombas prohibidas, sus efectivos sistemas de tortura y como no: sus omnipresentes asesores militares y religiosos.
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O ya sea que se muera igualmente joven en combate contra el “nuevo enemigo” de la humanidad y la democracia versión Trump: Venezuela, país soberano, y su actual gobierno, el del PSUV, el cual ha ganado legalmente 22 elecciones desde 1999 (Guerra en Venezuela: ¿la sorpresa de Octubre? mundosputniknews.com, septiembre 28/2018).
Siendo así, este viejo Tolima, tras volverse en la última década plenamente adepto a los partidos triunfadores del CD y CR, deberá y así se lo ordenaran en su momento, aportar una gruesa gota de su juventud raizal, para que el sacrificio sea completo: votar a la derecha del CD – CR y morir bajo este empeño, con tal que sus hoy senadores, representantes, diputados, gobernadores, concejales o alcaldes, desde Miami, Sao Paulo, Buenos Aires o Madrid, lleven las cuentas de los caídos en combate y la de los millones de hectáreas de tierra arrasada colombiana a repartirse, como ya se hizo en otras guerras pero con otro enemigo interno (campesinos y parceleros) por parte de sus ascendientes terratenientes o capataces. (Así se viven en Colombia las amenazas de intervención militar a Venezuela, actualidad.rt.com, septiembre 29/2018)
Con la base militar de Tolemaida, las Escuelas de Policía en Espinal y Mariquita, algunas secretas bases de operaciones de radar en las estribaciones de la cordillera Central y Oriental, más los puentes en las vías nacionales sobre el rio Magdalena (variantes de Girardot y Honda) o el rio Bermellón (Cajamarca), por ejemplo, el departamento del Tolima puede verse inmerso en la hipotética defensa o ataque de los aviones SUKHOI SU – 30MK2 del gobierno venezolano y de fabricación ruso – chino. (Catálogo 2018 de la empresa estatal rusa ROSOBORONEXPORT del SU – 30MK2)
Con un rango máximo de vuelo (entre su despegue y aterrizaje) a baja altitud (1.270,0 km) o a vuelo de crucero (3.000,0 km), si a nuestros “nuevos enemigos” venezolanos (según el ansia de los 10 millones de colombianos del CD y del CR y sus patrocinadores en USA e Israel), por ejemplo, les diera en defensa o ataque, por destruir al puente sobre el Magdalena en la variante Ibagué – Girardot, emplazando sus SUKHOI desde el muy vecino a Arauca, aeropuerto Elorza en la capital del estado Apure, solo les tomaría a estas poderosas naves algo menos de 670 km en ir y otro tanto en volver, tras descargarnos alguno de sus misiles aire-aire (RVV-AE, R-73E y R-27R1 (ER1), R-27T1 (ET1), R-27P1 (EP1) o sus misiles aire-tierra (Kh-31A, Kh-31P, Kh-35E, Kh-59ME, Kh-29TE, Kh-29L), o sus bombas guiadas tipo KAB-500Kr/1500Kr, o sus bombas 100/250/500 kg, o sus cohetes no guiados (tipo S-8 / S-13 / S-25), o alguna ráfaga de ametralladora interna de 30 mm.
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Y si de hecho, solo fuera con el bombardeo a un estratégico puente para la subsistencia de alimentos, como nos llegara la ansiada guerra al Tolima, vaya y venga.
Pero ¿y si además fuera sobre alguna base militar o policial con cientos de jóvenes hombres y mujeres incautos? O como ha ocurrido en otras guerras mandadas y dirigidas por USA e Israel ¿Si por “error” o por montaje, o los dos, uno de nuestros vetustos Supertucano 314, Mirage 5 o KFir TC12, comprados a Israel y USA, descargara en el Tolima una bomba racimo (comprada igualmente a Israel y USA) sobre una escuela urbana en clases o en una fiesta infantil de cumpleaños o en la iglesia donde acontece un matrimonio, como sucedió y sucede en Iraq, en Libia, en Siria o en Yemen para justificar la guerra, sus patrocinadores y su designio predeterminado?
La guerra, la heredada, con el enemigo interno escrito y descrito por USA e Israel desde los 60, nos dejó solo por el último lustro. Pronto volverá gracias al Plan de Gobierno que votaron 10 millones de compatriotas y a los senadores y representantes del CD y CR.
La nueva guerra, con el “nuevo” enemigo externo dictado y mandado por USA e Israel, se nos viene y tal vez por muchos años y tras miles de muertos, no nos deje.
Con la primera, el Tolima usando la resiliencia de sus campesinos, sobrevivió en las últimas décadas.
Con la segunda, no se sabrá.
Mas lo que sí se sabe en el Tolima es que entre la señora Magali Matiz y los señores Miguel Barreto, Ricardo Ferro, Elver Hernández, Aquileo Medina, por un lado, y entre la señora Paola Agudelo y los señores Jaime Yepes y Ángel Gaitán, por el otro, con menos de tres meses de llegar al Congreso como tolimenses (o al menos de eso se jactan), es más que fehaciente su cómplice silencio frente a la política nacional aparentemente pública de hacer trizas la Paz firmada en la guerra interna.
Respecto al ansia de la otra guerra externa imbuida entre sus electores triunfantes, su anterior silencio solo es roto al oírles o leerles y entre tanta sandez, entender el infierno tan temido que se nos viene encima, parafraseando a J.C. Onetti.
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