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Una cosa es la política en Bogotá, otra en los pueblos del Tolima

Una cosa es la política en Bogotá, otra en los pueblos del Tolima

Por Oscar Viña Pardo


La política en Colombia, al igual que en muchas otras partes del mundo, se manifiesta de manera diferente en las ciudades que en los pueblos. Mientras en Bogotá, Medellín o Barranquilla las campañas políticas están marcadas por una intensa presión mediática y una polarización intensa, en los pueblos la dinámica es distinta. Allí, la lucha por la alcaldía a veces se convierte en una batalla a muerte, sin importar que los contrincantes acaben con la honra del otro. Al fin y al cabo, quienes tienen más opciones de ganar están dispuestos a apostarlo todo, como reza la expresión popular: "Patria o muerte".

En una conversación con el exgobernador Fernando Osorio, destacó algo que merece ser resaltado: los candidatos de los municipios son personas que buscan mejorar la vida de sus pobladores. Sin embargo, a menudo caemos en el error de centrarnos en las apariencias de los candidatos en lugar de considerar sus propuestas políticas. Nos informamos más sobre supuestos amoríos, alianzas no tan santas, líderes políticos y maquinarias que sobre los planes de gobierno que deberían ser su carta de presentación.

La situación en ciudades como Ibagué tampoco es muy diferente. Si le preguntáramos a un ciudadano común en qué se diferencia la propuesta de un candidato de otro en áreas cruciales como la educación o la salud, la respuesta general suele ser una generalidad como "vamos a derrotar a la corrupción". Falta de detalles y sustancia política son comunes en estas campañas.

Finalmente, en la lucha política de los municipios, el partido político, los recursos financieros, las alianzas y la maquinaria electoral desempeñan un papel fundamental. Como decía el escritor Juan Rulfo, "algo va a pasar en este pueblo". El resultado de las elecciones dejará a algunos con un "pomada" de quemadura más o menos intensa, dependiendo de su votación.

Las redes sociales se llenarán de mensajes positivos y negativos, programas radiales y páginas web hablarán desde su subjetividad sobre lo que ocurrió. Comentarios sobre compra de votos, la Registraduría, la MOE, la fuerza pública y la familia del nuevo alcalde se mezclarán, lo que nos obliga a ser cautelosos y no alimentar la cadena del odio político con rumores infundados.

Por otro lado, los ganadores celebrarán su "liga" política en los próximos cuatro años, pero a menudo, los indicadores de cobertura y calidad educativa, vacunación, desnutrición, y políticas públicas en áreas vitales como la igualdad de género y la atención a la adolescencia pasan a un segundo plano, al menos hasta que termine la "luna de miel" política.

La dinámica política de los pueblos se ha vuelto sorprendentemente uniforme en todas partes, y el mayor desafío está en no quedarnos atrapados en chismes y comentarios negativos. Recordemos que de la calumnia algo queda, y es esencial mantener un enfoque en la verdadera sustancia política detrás de las elecciones locales.

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