Habitantes de 20 barrios ubicados en el sector de Picaleña de Ibagué, desesperados por la falta de agua, y ante los oídos sordos del IBAL, tuvieron que lanzarse a la calle este lunes 6 de febrero y bloquear una de las intersecciones viales más importantes de la ciudad.

Lo que parecía iba a hacer una protesta pasajera, dos horas máximo, se convirtió en un fenomenal caos, pues el trancón ocasionado por el bloqueo duró 6 horas y media. Y el caos se originó porque sencillamente los funcionarios de la Alcaldía no tenían respuestas ni menos soluciones a las demandas de las enfurecidas comunidades.

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Funcionarios sin respuestas

Un secretario de Gobierno, Milton Restrepo más interesado en defender al alcalde Hurtado como el hombre de las obras, a punta de irse a las manos con uno que otro manifestante que le recriminaba que ya no soportaban la falta de agua. “de 24 horas del ´día solo nos ponen el agua 2 horas, pero la factura si llega cara y tenemos que pagarla”, era una de las tantas frases lanzadas.

Otro funcionario con su cigarrillo electrónico, se paseaba como un papagayo y vapeaba con movimientos nerviosos, al tiempo que repetía una y otra vez que el alcalde Hurtado “es el que más ha trabajado por Ibagué en proporcionar agua a los ibaguereños”.

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Mientras en otro lado de la protesta, el Director Operativo del IBAL, Harold Rodríguez le respondía  a una señora que le reclamaba porque el agua ni siquiera le llegaba al segundo piso de su vivienda, que entonces comprara un tanque, pero eso sí muy locuaz cuando le correspondió intervenir y en tono como si fuera candidato a algo, aprovechó también para hacer las máximas loas hacia el alcalde Hurtado.

Y los candidatos a la Alcaldía qué dicen

Preguntas de la comunidad, muchas, pero respuestas convincentes por parte de la Alcaldía e IBAL, cero. Por lo expresado, las comunidades de estos 20 barrios saben que la solución de fondo de la problemática está embolatada, que el IBAL es una empresa sin norte, que atraviesa por una profunda crisis, pero que nadie de la clase dirigente política, ni gremial, ni hasta ahora ningún candidato, se atreve a poner el dedo en la llaga.

Solo quedó en el ambiente el reiterado espejo retrovisor que sacó a relucir el secretario Milton Restrepo cuando en dos ocasiones recitó en todo furor que el culpable fue Alberto Girón, “quien entregó 45 puntos de agua”, entonces alguien le replicó que cuando la Alcaldía de Jaramillo el agua nunca se iba y desde que llegó Hurtado, empezó el viacrucis.

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Lo cierto es que el bloqueo se levantó, pero las soluciones de corto plazo no están, aunque la gente tiene claro que en buena parte, el problema radica en las disponibilidades de agua concedidas a diestra y siniestra a los nuevos proyectos urbanísticos.

“Hoy el IBAL es una empresa inviable”

Para conocer la opinión sobre la empresa, El Cronista.co consultó a un exdirectivo del IBAL, y el panorama que dibuja no es el más esperanzador, aunque la situación de esta empresa siempre ha estado en aprietos por cuenta de que en la mayor parte de la existencia, no ha recibido el manejo administrativo adecuado. Es una empresa que la han convertido en la mayoría de las veces en caja mayor para hacer politiquería.

“El IBAL hoy en día es una empresa financieramente inviable, y así muchos no lo admitan, pero no va a tener posibilidad distinta de sobrevivir, si en el corto plazo no se opta por un modelo de privatización. Es una decisión que le pone los pelos de punta a muchos, pero no hay otra solución, seguir tal como están las cosas es poner en peligro, ahí sí no solo el suministro de agua de los habitantes de Picaleña sino de toda la ciudad. El IBAL ha sido pésimamente mal manejado y en el gobierno de Hurtado hizo metástasis”, sentenció el exdirectivo, muy conocedor de la empresa.

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Lo que dice el IBAL sobre el acuerdo

Para lograr el acuerdo con las comunidades que permitió el cese de la protesta, según el director operativo del IBAL Harold Rodríguez se acordó mejorar las regulaciones del servicio, agilizar las obras que se cumplen en la modernización de la planta de tratamiento Uno en La Pola y se harán cabildos abiertos para escuchar de primera mano a la comunidad.