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Hora de parar los atropellos con el Líbano

Hora de parar los atropellos con el Líbano

Convertir una de las calles emblemáticas del Líbano (calle 4ª) en una vía nacional, además de una enorme torpeza, es golpear las entrañas mismas de la dignidad  libanense.  

Para los que aún no saben de la prolífera y copiosa historia del Líbano, y para aquellos que conociéndola no la valoran, la calle 4ª o calle real, además de ser el corazón del municipio, obra como centinela fiel del gran legado histórico del Líbano.  

Por ello, entregar esta vía, calle 4ª, entre las carreras 8ª y 16, a la Agencia Nacional de Infraestructura, ANI, para que, en un año agosto de 2023, por allí empiecen a transitar los viajeros que, preferentemente desde Bogotá e Ibagué, se desplacen a Manizales, tendría para el Líbano consecuencias profundamente negativas.

“Que quede claro, nadie en el Líbano se opone a este proyecto vial, se opone es al cruce por las calles 4ª y 3ª”.

Los impactos de tipo ambiental, económicos, culturales y sociales que esta decisión conlleva, serán profundamente nocivos.  No debe pasarse por alto que el flujo de vehículos, (livianos, pues no podrá haber tráfico pesado porque hay tramos de la vía que no lo permiten), será altísimo y constante. Por las ventajas que ofrece, esta será una vía apetecida por los viajeros.

Por eso la necesidad de buscar otras alternativas del cruce por el Líbano, que sean menos perjudiciales. Y esas opciones sí existen, a decir de las voces de líderes que se oponen a que la calle 4ª haga parte de este eje vial. Infortunadamente esas voces críticas con argumentos no han sido lo suficientemente escuchadas. Que quede claro, nadie en el Líbano se opone a este proyecto vial, se opone es al cruce por las calles 4ª y 3ª.

A los ya frecuentes atropellos que ha venido sufriendo el Líbano en los últimos años debido a la ineficiencia y politiquería, causantes en extremo agobiante de los tantos males que hoy se padecen, sería contraproducente uno nuevo como el que se está dando, pues sería el más devastador de todos.

Lo cierto es que hoy el Líbano recibe un tratamiento displicente y deshonroso por parte de un sector de su dirigencia que poco o nada le importa el futuro del Líbano. Por fortuna hay un puñado de empresarios con sentido de pertenencia, que en esfuerzo individual y contra viento y marea tratan de forjar empresa. Esas manifestaciones dan esperanza. A la inmensa diáspora de libanenses que en su mayoría siempre están expresando la preocupación por lo que ocurre en su entrañable y amado Líbano, este es el momento del hacer, de asumir compromiso con toda la decisión.  

Como estamos en el gobierno del cambio que ha llamado a construir riqueza a partir de la concertación y el diálogo, entonces qué mejor oportunidad que este caso específico para que se privilegie el bien común por encima del particular.

Henry Rengifo

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