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Galilea: otro bosque gravemente amenazado

Galilea: otro bosque gravemente amenazado

Por: Oscar Amaury Ardila G.

En el oriente del Departamento del Tolima el Bosque Galilea, es un área natural de aproximadamente 33.000 ha sin protección legal, que se encuentra amenazado ante la expedición de dos primeras licencias ambientales aprobadas por la ANLA, para adelantar proyectos petroleros en la zona.

Los bloques mineros de interés económico impulsados por el gobierno nacional y las transnacionales, incluyen áreas del páramo de Sumapaz, hasta el páramo de Oseras en el Departamento del Huila; este relicto ambiental compone la franja del bosque alto andino, en donde sus coberturas además de la riqueza vegetal biodiversa, son utilizadas como corredores biológicos por la fauna que vive en esta área de páramos. El bosque Galilea ha sido una fuente importante de investigación forestal, biológica y ecosistémica, que cuenta con grandiosas especies vegetales del sistema andino y selvático, animales exóticos y valiosas fuentes hídricas como los ríos Negro, Prado y Cunday.  

Hacia la mitad del siglo XX el bosque fue objeto de interés económico por las castas dominantes del país y los gobiernos de turno, quienes vieron en esa región potencialidades de explotación económica. Se dice que la familia Gómez, la del político Laureano, tenía la intención de saquear la riqueza maderera del bosque, pero también se sospecha que existieron intereses de estos y de gobiernos extranjeros, conocedores de posibles fuentes de hidrocarburos; para ese momento las concesiones de las riquezas naturales al sistema económico mundial, estaban más expuestas y disponibles. Sin embargo y por fortuna ninguno de los dos objetivos prosperó hasta comienzos del siglo XXI.

Los Gómez, que habían creado la Cooperativa Galilea para apropiarse de la tierra y adelantar dichos negocios, fue cambiando de táctica a través de los tiempos, entregando en principio lotes de terreno a la Universidad del Tolima con el fin de tener exención de impuestos; en el año 2003 ofreció una donación de 16.700 hectáreas a esta institución, que no se hizo efectiva por parte de la Universidad del Tolima, los poseedores recularon en su ofrecimiento y transformaron la Cooperativa en la Fundación AME, con la dirección de un ex decano de la Facultad de Ingeniería Forestal de la UT; tal vez ahora buscando beneficios económicos derivados de “regalías” petroleras, pago de servicios ambientales y financiación internacional.

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En estos momentos se enfilan todas las baterías para convertir un bosque milenario en áreas de explotación de petróleo, con el beneplácito de las entidades mineras, los vaivenes de las autoridades ambientales y la expectativa de comerciantes personas y empresas para ser incluidos en el negocio. La iniciación del proceso de exploración de petróleo por parte de la empresa Petrobras, contó con la autorización de la ANLA para desarrollar el proyecto “Área de Interés de Perforación Exploratoria Villarrica Norte”. La petrolera en la actualidad se encuentra haciendo exploración convencional en el bosque y es importante resaltar que el acto administrativo de la licencia ambiental, coincidió con la llegada del Ejército Nacional a la zona, que acordonó el área del proyecto, amparados en el convenio suscrito entre el Ministerio de Defensa Nacional y la empresa Petrobras Colombia, para “garantizar las condiciones de seguridad en la exploración del pozo Himalaya de 44,4 hectáreas”. La exploración convencional con licencia otorgada por el Ministerio de Ambiente desde el año 2004, establece que cubrirá una extensión de 12.628 ha, de las que se tiene información se han deforestado unas 30 en la zona de amortiguación del bosque.

Otro proyecto petrolero (COR 11) de La empresa CANACOL Energy solicitó en el año 2013 la aprobación de una licencia ambiental para la “exploración y explotación del bloque Cordillera 11”, concediéndosele el respectivo permiso, que buscaría extracción de petróleo de forma no convencional. Otros proyectos se diseñan y perfeccionan en la búsqueda del mercado de hidrocarburos y minerales: Cordillera 12 y Cordillera 62. Esta realidad de amenaza ambiental en el Bosque Galilea implica una serie de consecuencias nefastas para la biodiversidad de la región, el país y el planeta. Se sabe que en todas las fases de las operaciones de explotación de hidrocarburos, se impacta el medio ambiente de forma directa; se produce contaminación química, sonora y lumínica, deforestación, pérdida de bosque y fauna, sobre-utilización de agua, construcción de macro-infraestructuras, poblamientos masivos, menoscabo de la vocación natural del territorio.

(Quizás quiera leer: Mesa Ambiental Ciudadana sobre Conservación del “Bosque de Galilea”)

Mientras que los países del primer mundo planifican estrategias para la utilización de fuentes energéticas alternativas y renovables, los subdesarrollados continuamos encadenados a los intereses hegemónicos de los centros de poder, suministrándoles materias primas baratas que soportan la economía de Estados capitalistas y sus corporaciones.

Se hace apremiante convocar a la comunidad nacional e internacional para que nos encontremos con el propósito de defender los bosques, en este caso el hermoso y vital GALILEA. Por ahora solo son voces regionales aisladas e iniciales pero que deben hacer parte de esfuerzos conjuntos por que se mantengan las condiciones óptimas de biodiversidad, sustentabilidad y reconocimiento de la naturaleza como el bien más preciado de la humanidad. Impulsando iniciativas que hagan parte de acciones urgentes para llamar la atención de la toda la comunidad y se pueda lograr posicionar en la opinión publica la convicción de que son más importantes los bosques, la fauna, la flora y el agua, que la explotación y abuso del suelo y del subsuelo.

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