Por Víctor Sánchez, - “Gestor cultural y miembro del Consejo Municipal de Cultura en representación de las Ongs culturales.

Johana Aranda, el exgeneral Murillo, Jorge Bolívar, Didier Blanco, José Barreto, Renzo García, Marco Emilio Hincapié, Ricardo Ferro y Miguel Ángel Villarraga, en calidad de candidatos a la Alcaldía de Ibagué para el periodo 2024-2017, han sido convocados por el Consejo Municipal de Cultura de Ibagué.

El CMCI es una instancia de participación, consulta y veeduría, integrada por representantes de las áreas artísticas, sectores culturales y gremiales, creada por la Ley General de Cultura desde 1997. La cita quedó para el viernes 1 de septiembre a las 10 de la mañana en la Concha Acústica.

Pasado el guayabo y la resaca que nos dejó la celebración del 49º del Festival Folclórico en Ibagué, el evento más importante de la agenda cultural de la ciudad, es necesario que las personas que aspiran a gobernar a partir del 1 de enero del 2024, expresen su concepto sobre el arte y la cultura y nos cuenten cómo está en su programa de gobierno.

Será una oportunidad de considerar la política pública de cultura como una prioridad social que ayude a transformarnos como comunidad agobiada por tantas plagas y que se abra el debate sobre los escenarios públicos, sobre el sistema municipal Simifarte, la EFAC, la red de bibliotecas públicas, la agenda de eventos artísticos y culturales y por supuesto sobre cómo se abordará el próximo Festival Folclórico Colombiano, entre otros temas.

El clima reporta lluvia de críticas al más reciente evento folclórico, sin embargo los vientos de la mediocridad  vienen desde las administraciones  anteriores, solo que arreció en el que acaba de pasar.

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Un ingrato recuerdo de un desfile que arrancó de tumbo en tumbo, bajó  desde el barrio La Pola por la carrera Tercera entre la multitud ansiosa  por ver las reinas, las carrozas y comparsas, que en la Quinta con veintiséis rompió las vallas,  se transformó en monumental  parranda de bochorno y machetera y descargó la   borrachera hirviendo en las ruinas de las Piscinas Olímpicas, abajo en  la calle cuarenta y dos.

El fastidio por las montoneras y la agonía de estas fiestas populares en la Capital Musical, nos llevó a algunos a abandonar la ciudad por esos días y a aprovechar la invitación a visitar el municipio de Natagaima para  la presentación del libro “Matachín” una obra de teatro basada en el cuento “Leyenda de Matachines “ del  novel  guatemalteco  Miguel Ángel Asturias, escrita por el maestro Germán Darío Espinosa, director de la corporación artística y cultural  El Portón, quien desde hace más de veinte años investiga y realiza montajes teatrales sobre mitos, leyendas y coreografías sanjuaneras con niños, niñas y jóvenes de este municipio, que algunos recuerdan como la meca del folclor tolimense.

Dicen que las comparaciones son odiosas, pero hay lugares en el Tolima y  del  país donde las fiestas y carnavales son mejores que las de Ibagué, porque expresan más su acervo  cultural.

El rito, el mito y la fiesta son puestos en escena de otras maneras, con un mayor rigor en el tema que las convoca, con un espíritu que busca mantener las tradiciones, exaltar las labores y las costumbres, con una logística que promueve celebrar en convivencia y estimula el aprecio por los elementos que conforman la identidad cultural.

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El historiador, Floriberto Cardona, nos contó en una grata tertulia, que  en uno de los primeros festivales folclóricos realizados en Ibagué, la escritora Luz Stella Cárdenas, estrenó  la obra de teatro Ambalá que narra una historia ancestral de los Pijaos, y alguien recordó cómo el Museo de Arte del Tolima, inició su destacada colección de pintores  colombianos a partir de las exposiciones de arte  organizadas por  el maestro Jorge Elías Triana, que hacían  parte integral de la programación del Festival Folclórico.

Del festival de aquellas primeras épocas queda ya muy poco, entre el concurso repugnante del “tragatamal”, el desfile infantil de los “caballitos de palo” que le dan con toda a perpetuar el maltrato animal, el escándalo infernal  de las tractomulas  patrocinadas por los comerciantes de trago y de embriaguez; se han consumido  las presentaciones artísticas, han dejado para  recoger con escoba  las auténticas expresiones ancestrales y en la ruina  a la desfalcada corporación encargada por más de veinte años de organizar  estas festividades  consideradas  Patrimonio Cultural de la Nación.

Repensar y resignificar  las fiestas populares, es una tarea que pueden asumir las nuevas ciudadanías culturales  a partir de evaluar  el guión de la programación, hay eventos que pueden ser mejorados, como los días dedicados a exaltar las labores  gastronómicas  del tamal, la lechona, o los bizcochos de achira, las actividades ligadas a la elaboración  del sombrero y otras artesanías  de la región; el festival de festivales, el folclorito en las instituciones educativas, el desfile empresarial, los reinados  que incentiven el conocimiento de la historia y la memoria regional, actividades para identificar  y salvaguardar el patrimonio inmaterial,  las danzas, la música, las leyendas y  comparsas; todas expresiones  escondidas u olvidadas entre los escombros  de la identidad cultural.

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Con la intención de  mejorar este  paisaje cultural cotidiano, que puede ser restaurado si existe voluntad política, no solo de criticar las fiestas y los demás eventos, sino de analizar, corregir  y proponer acciones y políticas de gobierno que  consideren la cultura  como fundamento para la formación de ciudadanos  amables y creativos, el Consejo Municipal de Cultura, convoca este espacio, donde se espera que lleguen todas las voces  que ayuden a mejorar lo de ahora, el aquí y  el mañana, porque lo que tenemos, da pena decirlo, pero  huele muy mal.