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El laberinto de Barreto

El laberinto de Barreto

La encrucijada del gobernador Óscar Barreto es por partida doble. Por un lado, la situación Sub Judice  que vive con el proceso penal por el convenio Andrés Bello, y por el otro, la rebelión que afronta dentro de su partido (conservador), por el nepotismo que le critican sus copartidarios no afines a su familia política, más la lucha interna entre su séquito por ganar indulgencias.

En el primer caso, es un proceso de vieja data (2008) donde se tiene prevista una audiencia de imputación de cargos contra Barreto Quiroga, por los presuntos delitos de celebración de contratos sin el cumplimiento de requisitos legales, peculado por apropiación agravado y prevaricato por omisión. Ya el mandatario seccional se había salvado de la medida de aseguramiento en la audiencia de acusación convocada por el magistrado José Joaquín Urbano, de la Sala Penal del Tribunal Superior de Bogotá, mientras al exgobernador Fernando Osorio, sindicado por los mismos hechos y en el mismo proceso, no corrió con la misma suerte y se le dicto medida de aseguramiento domiciliario. Cosas de nuestra justicia.

(Puede ver: Proceso contra gobernador Barreto)

Pero a Barreto no solo lo acompaña este proceso penal. En la Fiscalía duermen desde hace años otros más graves que este del convenio Andrés Bello, como el de cupos fantasmas para más de ocho mil alumnos, el llamado Banco de los Tolimenses y el de la contracción de de la pavimentación de la vía Líbano-Villahermosa, que nunca se realizó pero donde se invirtió una suma cercana a los 18 mil millones de pesos. Por el contrario, a Barreto se le levantó la sanción por 10 años de inhabilidad impuesta por la Procuraduría General de la Nación, por estos mismo hechos, gracias a las milagrosa  mano del exprocurador Alejandro Ordoñez y a la gestión del famoso subsecretario del Senado Saúl Cruz.

En esta oportunidad, la situación es distinta. No es ante un magistrado sino ante la Corte Suprema de Justicia, que vive un momento coyuntural con los escándalos por corrupción de algunos de sus integrantes o exintegrantes, donde se presume que se debe cuidar de continuar levantando sospechas y debe fallar en justicia. Asimismo, la posición de los amigos que lo ayudan en estos casos, no es la misma ni tiene las influencias de hace unos meses, Hoy con el alboroto levantado, pueden estar nerviosos y no comprometerse a fondo. Barreto no la tiene fácil como en otras oportunidades.

(También pueden leer: Los tentáculos de Saúl Cruz en el Tolima).

Y en cuanto a lo político, ya el sector independiente del conservatismo del Tolima, a través de un comunicado oficializó lo que ya se sabía. El estilo nepotista del mandatario para gobernar donde el clan familiar es el primer favorecido como el caso de su sobrino Miguel Barreto, apoyado en la chequera oficial abierta para cubrir sus aspiraciones al Senado, además de puestos públicos repartidos entre esposas, hermanos y parientes de los más cercanos al circulo barretista, como también los contratos, regalos como las bicicletas de Ortega, computadores, tabletas, bultos de cementos, entre otros.

Y como el gobernador no quiere perder el cupo en la Cámara de Representantes, las canonjías que dispensa, se extienden hasta la conservadora de nuevo cuño Adriana Magaly Matiz.  

A esto se agrega la lucha interna por el poder que ha existido en el barretismo y que se exacerba en casos como el que comentamos,  cuando el jefe de la mayorías conservadoras atraviesa dificultades como la actual.  (Ver: El barretismo en la cuerda floja).

No obstante el laberinto que atraviesa, aparentemente Barreto sigue en su campaña, donde además de entregar 'regalos' y contratos, también ofrece obras y realizaciones de todo tipo. Lo difícil es saber de dónde sacará dinero para tanto compromiso y promesa pre-electoral.  

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