Historias
Caza un buen café
En el centro de Ibagué existen buenos espacios para tomar un buen café. Pero pocos de ellos para leer un buen libro o compartir desde la cultura ese tinto sin los afanes que se pueden vivir en otros lugares como los centros comerciales, por ejemplo. Se trata de Caza de Café, un tertuliadero ubicado en el barrio Interlaken, diagonal al edificio de la Defensoría del Pueblo.
Al ingresar, la primera mirada está puesta en sus paredes, la mayoría de ellas cubiertas de libros y trozos de papel de diferentes obras de los mil autores que hasta la fecha ha publicado la editorial Caza de Libros, empresa que en sus 10 años de creación se ha convertido en una verdadera alternativa para los escritores de Colombia.
Otras dos paredes están dedicadas a dos hijos del Líbano, Tolima. Los hermanos Jorge Eliécer y Carlos Orlando Pardo, con sus más de 30 títulos cada uno, publicado en más de 45 años de vida literaria. En otra de las paredes está la fotografía del editor, otro de los Pardo, Pablo Enrique, quien hace que las letras cobren vida gracias a sus ideas, para muchos locas, para otros, el punto de esperanza de ser leídos por aquellos que buscan algo diferente a lo que venden los medios tradicionales.
El café da para todo. Son 80 sillas con 30 mesas cuando está totalmente lleno. En cada mesa encuentra la fotografía de uno de los autores que se complementa con los más de 500 libros exhibidos en el resto de paredes.
Al hablar con Pablo Pardo empieza a contar la proyección del lugar y hechos concretos que ya se viven por ejemplo en Pereira, ciudad donde ya se ejecuta la iniciativa de compre un libro y lea 500. Sería contradictorio para muchos creer que al comprarse un solo ejemplar puede leer 500 títulos más. Por eso me pregunté: -¿entonces el negocio está en tomarse el café? – Tampoco. El verdadero negocio está en cazar nuevos lectores, en tener generaciones con mayor bagaje desde la literatura.
Entonces para que Caza Café? – El café es el espacio ideal para mojar la palabra. La idea central está en ofrecer a propios y extraños un lugar donde puedan por ejemplo reunirse con el escritor que puede leer unas cuantas páginas de su obra. Una noche de jazz o de tango, como la que dio apertura este año al lugar, con la presencia del actor y director de televisión Julio Cesar Luna, que se complementó con la lectura de dos poemas de Nelson Romero, premio Casa de las Américas, por ejemplo.
Pero la tienda no le apuesta solo al café, también a productos con base en el arroz de la familia Gonela. Unos deliciosos refrescos de maracuyá o guanábana. Por su puesto un buen vino, por nombrar solo las bebidas, esas que nos permiten pasar una mañana, tarde o noche sin contratiempos, al lado de amigos o esos imaginarios que podemos empezar a descubrir a partir de las páginas que se puedan leer en Caza Café, donde se cazan nuevos lectores.
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