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Armero: familias ubicadas en zona de alto riesgo no tienen adónde ir

Armero: familias ubicadas en zona de alto riesgo no tienen adónde ir

En la vereda Maracaibo de Armero, 12 familias allí reubicadas, piden que no las abandonen. La zozobra del volcán del Ruiz los atemoriza.

Por Paola Rojas - Periodista


La alerta naranja por la creciente actividad del Nevado del Ruiz mantiene en zozobra a los municipios ubicados en zona de influencia volcánica. El país entero está en vilo por la constante emisión de gases, ceniza y actividad sísmica al interior de la caldera.

Mientras las autoridades mantienen el monitoreo al cráter, y se ejecutan acciones de mitigación del riesgo en los departamentos de Tolima y Caldas, la incertidumbre es grande para quienes viven cerca de las ruinas del desaparecido Armero, conviviendo con el recordatorio permanente que nada puede oponerse a la furia de la naturaleza.

La vereda Maracaibo está ubicada a solo cinco minutos del campo santo, en la desembocadura del río Lagunilla, el mismo afluente que transportó las rocas y lava ardiente que acabaron con la vida de 25.000 personas la noche del 13 de noviembre de 1985.  

En este mismo punto y contra todo sentido común, el Instituto Colombiano de Desarrollo Rural (Incoder), reubicó en el año 2004 a 12 familias víctimas de la violencia que azotaba el departamento del Cesar. Los Guerrero Mena hacen parte de ese grupo de desplazados que llegaron a este territorio para comenzar de nuevo, huyendo al conflicto entre guerrilleros y paramilitares, con la promesa de un mejor futuro.

Pero a ellos nunca les advirtieron que serían vecinos de las ruinas de Armero, y que tendrían que convivir con el miedo constante de una avalancha. No les contaron que esas tierras a las que fueron enviados para recomenzar sus vidas, serían el canal por donde podría fluir la lava ardiente del Nevado del Ruiz, y ellos serían las primeras víctimas en caso de una erupción volcánica. Pese al grave peligro, echaron raíces allí y criaron sus siete hijos y diez nietos porque no tienen otro lugar a dónde ir.


El artista plástico Hernán Darío Nova, quien con las uñas trata de que la memoria histórico de Armero se preserve.

“No tenemos tranquilidad, vivimos siempre con el susto que algo malo puede pasar. Cuando llueve nos sentimos muy preocupados y siempre estamos con la zozobra, esperando si nos toca correr. No tenemos a dónde irnos, si algo llega a pasar la solución es irnos para el cerro”, dice con preocupación Rosmira, la matrona de la familia, quien prende veladoras a la virgen del Carmen para apaciguar la furia del volcán.  

Ricardo Ramírez, alcalde de Armero Guayabal, reconoce que la situación es crítica porque además de estas familias también están en riesgo inminente, los habitantes de las veredas Santo Domingo y San Jorge. Sin embargo, el municipio no cuenta con albergues, ni elementos para atenderlos en caso de una emergencia. Si el volcán llegara a explotar, en menos de dos horas llegaría la lava hasta este punto para arrasar todo a su paso.

Aunque el riesgo es apremiante, estas familias aseguran que no tienen a dónde ir para ponerse a salvo. Tampoco cuentan con recursos económicos para volver a su tierra natal, por lo tanto, están a la espera de lo que pase con el volcán, encomendándose a Dios y rogando que el Cumanday vuelva a sumirse en un sueño profundo.

Ruinas del desaparecido Armero: en peligro de desaparecer por una nueva avalancha

Hernán Darío Nova es el director del Centro de Visitantes de Armero, una organización sin ánimo de lucro que trabaja para mantener vivo el recuerdo de ese próspero municipio algodonero, del que las ruinas son la evidencia de su existencia.

Caminar por el campo santo es una experiencia extraña que invita a la reflexión sobre la fragilidad de la vida, y nos recuerda también que a la naturaleza hay que tenerle respeto. Hernán Darío perdió 18 de sus familiares en pocas horas. La tragedia le arrebató a sus primos, tíos, amigos y miles de personas más que anochecieron, pero no amanecieron.

Hoy, el grupo de Vigías de Patrimonio de Armero mantiene viva la memoria de los que se fueron, a través de charlas y visitas guiadas para los turistas que recorren con fascinación este pueblo fantasma. Los sobrevivientes del desastre cuidan con celo los vestigios de su pueblo, y buscan conservar su historia, sin embargo, ante una posible erupción volcánica del Nevado del Ruiz, es factible que esta tierra quedaría nuevamente bajo el lodo y la ceniza, desapareciendo para siempre.

“Armero hay varios. Está ese Armero que conocimos antes de la tragedia y que está en las fotografías. Ahora está este Armero que poco a poco hemos ido reconstruyendo. Tenemos mucho afán que esto sea mejor y más representativo de esta memoria, pero está el riesgo que desaparezca con una nueva avalancha y que quede tapado otra vez”, cuenta con preocupación Hernán Darío.

La única certeza que tienen los sobrevivientes de Armero, es que mientras la naturaleza lo permita, continuarán con su propósito de mantener la memoria viva de sus paisanos, conservando con amor y orgullo las ruinas de lo que alguna vez llamaron hogar.

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