Ingenieros expertos y que le han hecho seguimiento detallado al tema del acueducto complementario de Ibagué, ponen en duda que las obras del contrato recién adjudicado para las obras de la fase II que consiste en llevar agua desde la bocatoma Cocora hasta la planta de tratamiento de La Pola, se cumplan a cabalidad, tal y como está suscrito en los términos del contrato.

“Estamos frente a una falta de planeación evidente y esto fue alertado en su debido momento pero no importaron las advertencias, porque existía urgencia de contratar”, dice uno de los ingenieros que se comunicó con El Cronista.co.

Agregó que los problemas venideros serán una realidad y vendrán un sinnúmero de incumplimientos en la programación de la obra.

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Para tener una mayor claridad sobre lo que puede desencadenarse en el desarrollo de esta obra, se consultó a la veeduría VAPI, (Agua Para Ibagué), conocedora a profundidad de todos los pormenores que han rodeado el ya largo trasegar del acueducto complementario.

Al respecto VAPI asegura que la línea de conducción desde Cocora hasta el IBAL es una colcha de retazos. “De antemano vaticino que las responsabilidades están diluidas, han sido varios los contratistas de obra y una vez sea sometida esta tubería a las presiones de trabajo, es muy seguro que aparecerán fugas o posibles roturas de tubería en el momento de realizar las pruebas de hermeticidad en toda la línea de conducción”.

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Es de anotar que la tubería que se va a instalar es la que se adquirió desde el fallido contrato con la firma Acualternos. “La tubería ha estado 11 años a la intemperie, almacenada en varios lotes. Será que esta tubería se encuentra en perfectas condiciones”, señala VAPI. Se pregunta si el nuevo contratista tiene la experticia para este tipo de trabajo y quién será la empresa interventora.