Se había calculado que en junio-julio comenzaría la desbandada de la coalición de gobierno del alcalde Andrés Hurtado que patrocina a su supuesta sucesora Johana Aranda, pero el tiempo justiciero y vengador, ha comenzado a pasarle cuentas de cobro anticipadamente al polémico mandatario de los ibaguereños. 

Por ejemplo, dirigentes de Cambio Radical que tenían un pacto con el mandatario local a cambio de puestos y contratos, han comenzado a aparecer en giras de la candidata a la gobernación Adriana Magali Matiz, candidata del senador Óscar Barreto, jefe mayoritario del partido conservador, como el caso del exalcalde de Honda Juan Guillermo Beltrán, quien aspira a la Asamblea del Tolima. 

La coalición montada por el alcalde Hurtado para apoyar a Johana Aranda, tenía como fin fundamental enfrentar al movimiento de Óscar Barreto con candidatos a la gobernación y a la alcaldía de Ibagué, pero con el correr del tiempo, este propósito se ha ido diluyendo, y como lo afirmamos en una reciente nota publicada por este portal, el sancocho ideológico por razones lógicas de la política tenía que derrumbarse; pues este suceso comenzó mucho antes de lo previsto. 

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Ya los de Cambio Radical, comenzando por sus cabezas visibles, Aquileo Medina y Guillermo Beltrán, decidieron apoyar a Adriana Magali Matiz, y no a Mauricio Jaramillo (Liberal), como se había proyectado desde un principio. Esta situación, deja por un lado gravemente erosionado el llamado ‘Toconbar’ (todos contra Barreto), y por el otro, debilita aún más, la candidatura de Mauricio Jaramillo a la gobernación, sin tener en cuenta que, otro de sus posibles aliados, el exsenador Carlos García, ya tiene a su hijo Pierre García, en la campaña de Adriana Magali Matiz. 

Los últimos movimientos de la llamada ‘dinámica política’, nos muestran el resquebrajamiento inocultable del ‘toconbar’, y de paso, la bancarrota del zaperoco montado por el alcalde Hurtado, para imponer sucesora de su descuadernada administración. 

Los tiempos del desbarajuste político se le han adelantado al mandatario local, y como van las cosas, es posible que poco antes de las elecciones del 29 de octubre, termine sin aliados que apoyen a su candidata Aranda, y como en la política no hay nada imposible, su final sea el de terminar apoyando a otro candidato. El no medir las consecuencias de enfrentarse a su mentor, empieza a pagar caro la deslealtad.  

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Estas son las consecuencias que surgen de ciertos bodrios políticos fabricados a la fuerza, donde no existen criterios ni voluntades afines que unan intereses comunes colectivos, sino aspiraciones personales de asaltar los cargos públicos para beneficio propio. 

Otro fin distinto no podría tener una alianza de intereses disimiles, representados en heraldos desteñidos y poco confiables, que solo buscan el provecho individual, o cuando más, de grupúsculos insaciables de poder indecoroso. 

Y pensar, que en el fondo, es Ibagué, sus ciudadanías las que pagan las consecuencias de estos sainetes de la picaresca política local y regional.