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Encuentro Petro-Uribe, un mensaje de esperanza

Encuentro Petro-Uribe, un mensaje de esperanza

Hoy, cuando han transcurrido menos de 15 días de haberse elegido nuevo presidente de los colombianos, los hechos de paz y reconciliación que ha propiciado el Presidente electo Gustavo Petro, es una muestra significativa de que sí es posible no solo hacer acuerdos sino alcanzarlos en medio de la diferencia, sobre todo en un país como Colombia surcado por una violencia sombría.

Sería de lo más irracional que el país siguiera por esa ruta de la barbaridad. Los mensajes del presidente Petro que empezaron a recibir los colombianos desde el mismo domingo en la noche del 19 de junio, es la interpretación de un clamor que por años han venido formulando vastos sectores y que acaba de reflejarse en el informe final de la Comisión de la Verdad: Colombia quiere reconciliación, ponerle punto final al odio y la venganza.

La reunión de este miércoles 29 de junio entre el presidente electo Gustavo Petro y Álvaro Uribe es indiscutible que marca un hecho histórico de reconciliación en el país. Se trata del mensaje más contundente que le hacen los máximos líderes más importantes de la Colombia contemporánea, dos líderes antagonistas, a ese país dividido por los sectarismos de derecha e izquierda.


Petro, quien ha enarbolado como pocos la lucha contra la corrupción, sabe que es sin cuartel que se debe librar ese propósito. Sucumbir ante ese azote, sería también fracaso estruendoso


Significa que es el tiempo de dejar atrás egos y vanidades y emprender de una vez por todas el camino de las grandes transformaciones que permitan dejar atrás la inequidad, la exclusión y la dañina desigualdad. El nuevo presidente Gustavo Petro ha dado ese gran paso, entonces no queda otra alternativa que acompañarlo en esa odisea llamada reconciliación dentro del Gran Acuerdo Nacional que ya inició.

Ha dicho el Presidente electo al recibir las recomendaciones que le hace la Comisión de la Verdad que “Debemos cortar los ciclos de la venganza, que nos llevan una y otra vez hacia la violencia”. Ojalá ese mensaje lo entiendan aquellos sectores que se empecinan en fomentar el odio y la mezquindad.

Ahora bien, no significa que se tenga que dejar a un lado la lucha contra la corrupción. Petro, quien ha enarbolado como pocos esta tarea, sabe que es sin cuartel que se debe librar ese propósito. Por ello resulta pertinente parafrasear a la periodista Cecilia Orozco quien en su más reciente columna en El Espectador ha escrito que “El liderazgo del presidente electo y su capacidad real de transformar el manejo de la cosa pública colombiana quedan a prueba. Veremos si es capaz de aguantar el pulso o si sucumbe ante el poder corruptor”.

Abrigan las mayorías del país que no sucumba. Entonces, que no se equivoquen los corruptos. Aquellos que envilecen la política con clientelismo y politiquería.

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