Sin duda las interferencias permanentes del gobernador del Tolima, Óscar Barreto, en la actividad política del departamento ha creado una dinastía familiar donde los damnificados son todos los partidos y movimientos políticos, pero especialmente los conservadores, exceptuando obviamente al clan que desde el décimo piso del Palacio del Mango orienta hegemónicamente los destinos del departamento.

Lo paragógico de esta situación es que sean los propios conservadores los más afectados. Veamos el desarrollo de los acontecimientos para concluir que es cierto y que sobran las razones. Al dividirse ese partido en cuanto a las candidaturas presidencial en el Tolima tenemos los que apoyan a Iván Duque del Centro Democrático, los de Germán Vargas Lleras de Cambio Radical y un grupo conservador-laureanista y lo que queda de la Anapo, proclive a la candidatura de Gustavo Petro de la Colombia Humana.

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La dinastía Barreto (Óscar, Miguel y Santiago Barreto), se apoderaron de la candidatura de Vargas Lleras y sacaron del juego a los hermanos Emilio y Rosmery Martínez, quienes representaban los intereses de este candidato en el Tolima desde tiempo atrás, lo que produjo no solo molestia en esa familia espinaluna sino la profundización de la división conservadora en el departamento.

El mandatario seccional creyó que el poder y la chequera exhibida y utilizada en las pasadas elecciones para Congreso de la República, donde impuso a sus candidatos al Senado y Cámara le iba a funcionar a la perfección, pero al parecer, las cosas le están saliendo al revés. Varios de los alcaldes que lo acompañaron en la campaña pasada, hoy se han negado algunos y están reticentes otros, en cumplir las exigencias que les hace para apoyar a Germán Vargas Lleras en las elecciones presidenciales. El gobernador se confundió de elecciones, olvidó que toda campaña electoral es distinta, una cosa es elegir a unos subalternos al Congreso y otra distinta al presidente de la República.

Se sabe que varios alcaldes conservadores se están matriculando en la campaña de Iván Duque, incluyendo a los cuatro mandatarios locales que le sonsacó a Carlos Edward Osorio, para elegir a Miguel Barreto y Adriana Magaly Matiz; y las dificultades de la dinastía Barreto se le extiende a la dirigencia conservadora de varios municipios del Tolima, quienes han hecho saber que prefieren apoyar a Duque o Petro antes que Vargas Lleras.

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La política es mutable, cambiante y presenta sorpresas de no te lo puedo creer. La situación que afronta el gobernador del Tolima, como jefe del directorio político más grande del departamento es una de ellas. La suerte le cambió de la noche a la mañana. De ser el cacique electoral conservador de la región en las últimos elecciones, Barreto corre el riesgo de quedar relegado en el tablero político a un puesto secundario, en caso que su candidato Vargas Lleras no logre la presidencia.

Está claro que el partido conservador se encuentra dividido en tres: los que están con Iván Duque, que parece ser la mayoría, con el Representante José Elver Hernández "Choco", a la cabeza, los de Germán Vargas Lleras, con la dinastía Barreto, en segundo lugar y en tercer lugar un sector que apoya a Gustavo Petro.

Pero además de esto, las elecciones presidenciales podrían dejar un nuevo mapa político en el Tolima donde no se puede descartar ningún tipo de alianzas, pactos o acuerdos políticos y programáticos para las elecciones de gobernadores, alcaldes, diputados y concejales.

Lo cierto es que existe malestar generalizado en todos los partidos y grupos político en el departamento contra la dinastía Barreto, por considerar que quiere monopolizar no solo al conservatismo sino todos los espacios de los demás movimientos, prevalido de su poder y de los recursos oficiales.

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Por eso, no es extraño que una vez finalizadas las elecciones presidenciales, se registren movidas políticas donde se conforme un bloque de distintas fuerzas contra la dinastía Barreto.