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La encrucijada de Barreto

La encrucijada de Barreto

 

Las cartas están echadas y el Gobernador del Tolima Óscar Barreto, solo espera la jugada final. Lo único cierto es que pierda o gane, su imagen política queda más debilitada que antes y la gobernabilidad resquebrajada.

La falta de valores éticos y morales para dirigir al Tolima que se le cuestionaban en la pasada campaña electoral, quedan al descubierto, y aunque es prematuro adelantarse a una condena, además no somos jueces ni fiscales, pone en evidencia que el mandatario queda disminuido y por ende su gobierno, después que la Fiscalía desengavetara uno de los ocho procesos penales que tiene pendiente el gobernante con la justicia desde hace más de seis años. Todos por lo mismo: contratación sin el lleno de los requisitos, peculado por omisión, peculado por apropiación, falsedad en documento público, entre otros.

Entonces no es de extrañarnos todo lo que está sucediendo en el departamento porque eso ya estaba anunciado desde hace tiempo. Lo que sucede es que buena parte del electorado es permeable al billete, el tamal, la lechona y el trago, y quien invierta más dinero en la campaña, compra las necesidades del votante o la conciencia de ciertos dirigentes que cumplen hasta una labor de zapa y de topos en sus propios partidos y movimientos, para ganar con los vencedores o los vencidos, caso concreto, el de los diputados del partido liberal Graciela Vergara y Jaime Ospina.

El dinero ha corrompido y secuestrado a nuestra democracia, y en el Tolima como en todo el país, existen personajes que están dispuestos a invertir en su negocio electoral muchos, pero muchos millones de pesos, porque saben que los recuperan con creces con el asalto al tesoro público cuando lleguen al poder. Razón de sobra tiene Sergio Fajardo, cuando afirma: "Quien paga para ganar, llega para robar". Por eso, en ciertas ocasiones, quienes ganan las elecciones, son aquellos que tienen la chequera más abultada, no los mejores candidatos ni las mejores propuestas o proyectos. Y eso ha sucedido en el departamento desde hace varios años.

Para nadie es un secreto las dudosas compañías que tiene el gobernador Barreto, empezando por las cuotas burocráticas de los "Los Trillizos"; más otros personajes polémicos y cuestionados, algunos de ellos con sumarios penales en las espaldas, que apoyaron su segunda candidatura a la gobernación. Adicionando a esto, un Contralor de bolsillo, y como si fuera poco el excontralor de Ibagué, Edwin Riaño, quien guardó silencio y no hizo nada para impedir el robo de los Juegos Nacionales.

Pero hay más. En la reciente encuesta publicada el viernes pasado por la Cámara Colombina de la Infraestructura, deja a la gobernación del Tolima mal librada en el antepenúltimo lugar después de la alcaldía de Cúcuta, en materia de prácticas sanas de contratación de obras públicas.  En una calificación de 1 a 5, la administración de Óscar Barreto, escasamente sacó 1.7, mientras la alcaldía de Cúcuta que fue la última sacó1.6.

Esto sin tener en cuenta los escándalos que han estallado en la actual administración por el suministro de alimentos escolares con denuncia en la Procuraduría Regional, el proceso que se le sigue a la gerente de la Lotería del Tolima en la Fiscalía, por supuestamente autoliquidarse a su favor unos emolumentos en la pasada administración de Barreto a los que no tenía derecho, entre otros.

Además, se cambió el sistema de contratación que tenía la gobernación del Tolima hasta el año 2015, para primen en los pliegos de licitaciones los elementos subjetivos y no objetivos, que no permiten la selección adecuada ni la participación amplia de los oferentes, a fin de otorgar a dedo las contrataciones. Es decir, que en la segunda administración de Barreto, persiste en las mismas mañas de su primer gobierno.  

Se agrega a ello, un séquito de aduladores de viejo y  nuevo cuño que acompañan al mandatario y se jactan de posar como los 'Asesores Influyentes' en las decisiones del gobernante, de vociferar, descalificar y de no permitir la más somera crítica contra la administración, so pena de amenazas  con denuncias soterradas a través de terceros contra los medios independientes no afectos al gobierno de las "Soluciones que Transforman".

La guerra por aparentar quien es el más lambón ante su jefe, ha desatado un conflicto de celos entre el sanedrín que inclusive ha generado una lucha interna en el barretismo entre los dirigentes antiguos que se sienten desplazados por los recién llegados, según comentarios en los pasillos del Palacio del Mango que ya son de dominio público. Entre los protagonistas figuran: Mauricio Pinto, Gustavo Osorio, Alexander Castro y Alejandro Rozo, los dos últimos trashumantes de la política que han militado en otros partidos, entre ellos el liberal. Y que como cosas del destino o el infortunio de los gobernantes, ambos acompañaron a Fernando Osorio en su gobernación cuando eran liberales y ahora como conservadores a Barreto. ( Pueden leer: El barretismo en la cuerda floja)       

En estas circunstancias, no son claros los caminos de Barreto; por un lado, los problemas que tiene pendientes con la justicia y, por el otro, el despelote interno de su movimiento dentro del partido conservador. La encrucijada es incuestionable y se desconoce si la luz brillará al final del túnel.    

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