Política
Andrés Hurtado, el gran rajado en el Tolima 2020
Si bien la pandemia provocó que todos los mandatarios cambiaran de manera abrupta sus planes de gobierno, hubo unos que lograron sortear mejor las dificultades. En ese grupo no entra el alcalde de Ibagué, Andrés Fabián Hurtado, quien lució desorientado, confundido y errático.
Los constantes y sorpresivos cambios en su equipo de gobierno, son el mayor síntoma de la improvisación que reinó en la Alcaldía durante el año 2020. Hubo hasta cinco Secretarías que cambiaron de jefe en lo corrido del año; en algunos casos, como la de Desarrollo Social, se tuvo hasta tres Secretarios posesionados. Lo que impidió el desarrollo de una gestión consistente. No en vano, hace pocas semanas el Concejo Municipal criticó severamente a dicha dependencia.
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Lo mismo sucedió en los institutos descentralizados. El Imdri, por ejemplo, en los últimos 11 meses tuvo cuatro gerentes: tres de ellos nombrados y el restante en calidad de encargado. La descoordinación fue colosal. En la mayoría de casos, Hurtado no se vio convencido de las personas que, pocos meses antes, eligió para que lo ayudaran a dirigir la ciudad.
El balance no resultó más alentador en otras dependencias, pese a darle continuidad a un mismo encargado. Es el caso de la Secretaría de Movilidad, uno de los grandes lunares en la gestión de este año. El cambio de instalaciones y el pésimo servicio en la atención ciudadana, ponen a esta dependencia en un lugar que no se compadece con el nivel de importancia y recursos que genera.
Los escenarios deportivos
Por otro lado, el 2020 dejó un sinsabor en lo referente a escenarios deportivos. Lo único que se logró ejecutar plenamente en este primer año de gobierno de Andrés Hurtado, fue el urbanismo del Parque Deportivo; obras que quedaron muy avanzadas en la administración de Guillermo A. Jaramillo. Por lo demás, Hurtado no tiene mayores avances para mostrar.
En ese sentido, dos escenarios son el vivo reflejo, la síntesis, de lo que fue el 2020 de Hurtado. Se trata de la Piscina Olímpica y el Coliseo Mayor. El primero, con $12.000 millones destinados desde el año anterior, ni siquiera tiene una licitación en curso; lo que resulta inexplicable y por lo cual ninguna dependencia responde.
El segundo, con $43.900 millones asignados por el Gobierno Nacional, solo hasta ahora fue adjudicado, en medio de controversias y denuncias que ponen en tela de juicio la transparencia del proceso licitatorio. La presunta corrupción la identificaron entes de control, veedores y medios de comunicación, por lo que se postergó más de seis meses la adjudicación.
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El presidente Iván Duque dijo el pasado mes de febrero que regresaría en 14 meses a inaugurar el imponente escenario, y en la actualidad, casi un año después, apenas iniciará la ejecución del proyecto. La responsabilidad directa de esos retrasos recae sobre la gestión de Andrés Hurtado y su equipo de gobierno.
Pero vale la pena recordar, que una situación similar afrontan otros escenarios, como el Tejódromo, la Pista de BMX, el Coliseo Menor, el Complejo Acuático, el Complejo de Raquetas. Hasta ahora, han sido solo anuncios. Son proyectos que no han dejado de ser promesas de campaña.
Y es que si Hurtado se ha destacado por algo, es por la cantidad de anuncios que a diario hace, y que luego no cumple. En septiembre dijo que octubre sería “el mes de las grandes inversiones” para Ibagué, de lo cual poco y nada se cumplió. Después, el secretario General, Javier Triana, salió ante los medios a decir que no era octubre, sino que, “en diciembre vamos a poner el acelerador a fondo”. De promesa en promesa, la sensación que Hurtado dejó, al menos en materia de infraestructura, es que desperdició uno de los cuatro años que tendrá como alcalde.
A menudo Hurtado saca pecho por su gestión de la pandemia y las decisiones que ha tomado en medio de la misma. Así se lo reconocen las autoridades sanitarias. No obstante, más allá de ser uno de los primeros alcaldes que tomó medidas de confinamiento en el mes de marzo, no tiene mayores logros qué mostrar. A partir de ahí, la indecisión se apoderó de él. Menos mal en este tema ha tenido al gobernador Orozco de cerca, de lo contrario, los resultados serían distintos.
Cada tanto ordenó restricciones como el toque de que o la ley seca, que a la semana siguiente, o incluso al otro día, echaba para atrás. Lo que generó todavía más confusión entre sus gobernados, a quienes dolores de cabeza y preocupaciones no les faltaron en medio de este convulso.
Fue tal el nivel de improvisación, que costó identificar la línea de pensamiento de Hurtado. Es decir, nunca se supo si estaba planamente convencido de las medidas de confinamiento, o si, por el contrario, se perfilaba como un alcalde ‘aperturista’. Si lo que trató fue crear un balance entre las dos posturas, fracasó. Así lo confirma la histórica tasa de desempleo que registró la ciudad entre mayo y junio, y los más de 630 fallecidos a causa del mortal virus.
Además, así se lo hicieron saber los empresarios del gremio nocturno, a quienes nunca se les enseñó las pruebas que demostraran que ese sector de la economía era el que realmente disparaba los casos de covid-19. Cuestionamientos a los que, en un vaivén de dudas, Hurtado respondía con eliminar las medidas que unos días antes anunciaba ante las cámaras y los micrófonos. Hace apenas unas horas, los Gremios Económicos del Tolima, en bloque, criticaron al alcalde por las insuficientes acciones para beneficiar la reactivación económica.
Los viajes sin explicación convincente
Los reparos a Hurtado también se centraron en los inexplicables viajes que realizó. El más insólito fue el que realizó a Barranquilla, donde posó como el invitado de honor del clan Char. El alcalde de Ibagué aseguró que el viaje tenía como propósito conocer los avances de la capital del Atlántico en la construcción de escenarios deportivos, para después replicarlos en el Tolima.
Sin embargo, esa explicación resultó insuficiente, debido a las realidades y condiciones tan distintas que viven ambas ciudades. Lo que se prestó para especulaciones, que sostienen que Hurtado fue como emisario del ‘barretismo’ a entablar relaciones electorales con los Char, de cara a las elecciones del 2022.
Licitaciones
A su vez, los escándalos por presunta corrupción también hicieron parte del panorama en el inicio de la gestión de Hurtado. En la retina de la ciudadanía continúan frescos escándalos como el presunto sobrecosto en los mercados para atender la emergencia sanitaria, los contratos de emergencia del IBAL que tuvo que reversar debido a presuntas irregularidades o la ya mencionada tortuosa licitación de adjudicación del Coliseo Mayor que tiene un costo superior a los 43.000 millones de pesos.
De regular a mal en las encuestas
En resumidas cuentas, el alcalde Hurtado se raja en la gestión de su primer año. Basta con recordar los resultados de la encuesta de opinión que hizo la firma Cifras &Conceptos, en la que Hurtado figuró entre los tres mandatarios de ciudades capitales con mayor desaprobación. Solo el 48% de los ibaguereños se mostraron satisfechos con su gestión. Acaba de aparecer una nueva encuesta del Centro Nacional de Consultoría, sobre imagen y el alcalde solo alcanza el 52 por ciento de imagen favorable, lo que lo ubica en lugares intermedios de la tabla.
Por suerte, al alcalde le quedan todavía tres años de gobierno, en los que podrá modificar el rumbo y tomar decisiones más acertadas. Aunque, con periodos tan cortos, y teniendo en cuenta la magnitud de los proyectos que se comprometió a ejecutar, como la calle 103 o el Viaducto de la 60 con Quinta, queda el sinsabor de saber que desperdició el primer año de su mandato.
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