Por: Felipe Ferro
*Presidente Asamblea del Tolima

En la madrugada de este sábado los colombianos fuimos sorprendidos por una noticia que sacudió la política de nuestro país y que seguramente será el comienzo de un largo proceso judicial y político en la historia de Colombia.

Cuando amaneció los portales de prensa tenían como titular en primera página lo siguiente: “Nicolás Petro, hijo del presidente de Colombia, y su exesposa Day Vásquez fueron capturados por la Fiscalía”.

No es tan usual que la justicia capture al hijo del presidente de Colombia. Es más, hace años, quizás desde el sonado proceso 8.000 que puso en la cuerda floja al entonces presidente Ernesto Samper por la entrada de millonarios recursos del narcotráfico a su campaña cuando era candidato, no teníamos una noticia de similar calibre que vinculara a un familiar estrechamente cercano al mandatario colombiano de turno.

“La Fiscalía General de la Nación se permite informar que el día de hoy 29 de julio de 2023, sobre las 06:00 horas, en cumplimiento a lo dispuesto por el Juzgado 16 Penal Municipal con Función de Control de Garantías de Bogotá, se hicieron efectivas las órdenes de captura proferidas contra Nicolás Fernando Petro Burgos, por los delitos de lavado de activos y enriquecimiento ilícito y Daysuris del Carmen Vásquez Castro por los punibles de lavado de activos y violación de datos personales por hechos ocurridos desde 2022 a la fecha”, dice el comunicado compartido por la Fiscalía.

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A comienzos del mes de marzo, la directora de la Revista Semana, Vicky Dávila, publicó la entrevista de Day Vásquez en la que la exesposa de Nicolás Petro reveló detalles del millonario recaudo de dineros que este hizo para financiar la campaña del entonces candidato a la Presidencia de Colombia Gustavo Petro. Los detalles de la joven fueron reveladores y contundentes; con un momento adicional: Que ella había estado en la Casa de Nariño contándole al mismo presidente Petro lo que había pasado durante el periodo de su campaña en la Costa y todas las andanzas de su hijo quien se apropió de la campaña de su padre pero para recibir plata en su nombre.

Más allá de la captura, lo que hoy le debe estar robando el sueño al presidente Petro es si esa plata, o algo de esos dineros, entraron a la campaña presidencial por debajo de la mesa. Incluso si la plata era de narcotraficantes y personas al margen de la ley, como así parece, fue reportada también lo mete en líos.

Está claro que si la plata se la quedó Nicolás Petro y no la metió a la campaña, situación que debe demostrar, pues quedará este como un delincuente hampón de cuello blanco, que se aprovechó de la oportunidad de ganarse fraudulentamente “unos pesos”. Revalidaría aquella irónica frase del presidente Gustavo que cayó muy mal entre los colombianos cuando le preguntaron por el episodio de su hijo: “Yo no lo “crié“. Sólo le faltó negarlo.

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Pero si la plata entró a la campaña; si esos dineros sucios fueron reportados como gastos y si hay indicios de que con ella se compraron elementos para la promoción de la campaña, estamos ni más ni menos frente al nuevo Proceso 8.000 de este siglo. Un mega escándalo que tendrá muchos folios, muchos momentos, mucha letra menuda y muchos episodios.

Esperamos que las audiencias comiencen pronto, que la prensa siga siendo crucial como hasta ahora, que sean públicas y que revelen la verdad de lo que pasó en la Costa colombiana en las pasadas elecciones presidenciales. Allí determinaremos si estamos frente a un joven delincuente que su papá no crió, o si por el contrario, estamos frente a un Gobierno corrupto elegido con la plata sucia del narcotráfico y la delincuencia.