Opinión
Violencia invisible contra mujeres que no existen
[LetraCapital Letra="E"]n un mundo atestado de mercancías, de artefactos, accesorios y elementos fabricados con obsolescencia programada, enfermo por competir y ganar mercado, donde la economía le pone precio a todo, temo que un día de la No violencia contra la mujer se trivialice como una celebración cualquiera y se vista de morado, se maquille un ojo colombino, tatuemos un rayón en la cara y en la emisora den premio al mejor disfraz de mujer maltratada como un gancho para impulsar las ventas de diciembre.
El día de la eliminación de la violencia contra la mujer, se declara a la memoria de tres mujeres, las hermanas Mirabal, asesinadas a garrotazos en República Dominicana por ser opositoras a la dictadura militar de ese país, quien luego lo presentó como un accidente automovilístico, en 1960.
Son infames los actos de violencia y maltratos machistas que se ejercen contra las niñas, las esposas, madres, tías, hermanas o abuelas aquí y en todo el mundo; desde las bromas y chistes hirientes, la ofensa verbal, el ridículo, la comparación odiosa, las caricias agresivas, el empujón, el encierro, hasta las más crueles y denigrantes formas de causar dolor, el abuso sexual y el asesinato que llenan la página judicial de los noticieros.
Sin embargo existe una comunidad en particular más marginada y excluida. Sandy Guzmán Morales, mujer transgénero contratista de la Alcaldía de Ibagué, enlace de la Secretaría de Bienestar Social con los colectivos de trabajadores y trabajadoras sexuales y la comunidad LGBTI de la ciudad, nos contó el pasado viernes 25 de noviembre, en un conversatorio con otras lideresas, el nivel de sufrimiento y discriminación que viven, por su condición de marginamiento, quienes no son tratadas ni siquiera como personas, se mantienen invisibilizadas y rechazadas por los agentes del Estado para luego ser eliminadas por las bandas de limpieza social, aprobadas con la cruel exclamación de quienes dicen “ ¿pero qué más se puede hacer con esa gente ? ”
Un generoso gesto de inclusión social, en este año de la misericordia para los católicos, se está animando en Ibagué por cuenta de la administración local, atendiendo con programas de educación, salud y empleo a esta población marginada, la mayoría de ellas mujeres, que no aguantan un acto más de intolerancia y maltrato cruel.
En esta sociedad patriarcal a la mujer no solo se le dan golpes y maltratos físicos, existen otras violencias, se le niega la importancia por sus logros, se le Ignora, o se ridiculiza, no se reconoce su trabajo maternal ni el doméstico, y algo más, no solo se presenta en los estratos desposeídos y marginados.
Vale sólo como ejemplo. En un informe publicado por la Alcaldía Municipal de Ibagué en el año 2012, sobre el avance de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, que trata de la promoción de la igualdad entre los géneros y la autonomía de la mujer, escriben : “ En el municipio de Ibagué ninguna mujer ha logrado el cargo de Alcaldesa por elección popular. Sin embargo, si han tenido participación en el proceso electoral.”
No sé si se configura, con intención o por descuido en la edición del citado documento otras formas terribles de violencia de género.
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