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Opinión

Una catástrofe anunciada

Una catástrofe anunciada
Por: Carlos Orlando Pardo

El instituto geográfico Agustín Codazzi acaba de advertirnos, como anunciando sin mentiras el apocalipsis en Colombia, de cómo es catastrófica la situación de los suelos. Por fortuna los tolimenses no estamos en el inventario de los departamentos que peor uso hacen de él en el país, como son tristemente los de la costa e inclusive Caldas. El estudio de mil trescientas páginas, resultado de tres años de trabajo, señala cómo hemos perdido 2.4 millones de hectáreas de bosques en 45 años, sin contar con tres millones que conservan severos grados de erosión. Es una noticia para alarmarse y resulta curioso que se salvaron las selvas donde operaron las FARC durante medio siglo. 

Frente al inventario detallado de esta desgracia, les queda en la región a los alcaldes y gobernadores trazar el plan de acción sobre el desarrollo rural, luego de los acuerdos de La Habana. Si se señalan los causantes del mal, encontramos a los ganaderos, por ejemplo,  causantes del 15% afectado por la sobrecarga del ganado, entre el 40% afectado de la república. Si agregamos el 16% de deforestación tan solo en el 2014, el dedo señala otros culpables. Y otro dato sobresaliente del estudio para examinar cómo la minería perjudica, es detenerse en la cifra del 61% de los municipios haciéndola, 25% de los cuales sale de la minería ilegal.

La ligereza de las Corporaciones Autónomas y de los alcaldes, por ejemplo, permiten oficialmente que se construyan obras de infraestructura y no protegen la concentración de bosques. Esa deforestación y la ganadería, cumplen su tarea en perjudicar los nacimientos de agua para Ibagué. Nos corresponde a todos entonces alimentar una política ambiental en las escuelas y veredas, entre las juntas de acción comunal y entre los dirigentes responsables, denunciando cada vez que se observe una deforestación y una explotación inadecuada. Si el porcentaje de área con vocación agrícola es de 22 millones de hectáreas, de las cuales se usan casi seis millones, ahí está una tarea y ver cómo disminuimos la avaricia de los ganaderos que de 15 millones de hectáreas  para eso, utilizan 35 millones.

Por fortuna la llegada de una nueva situación política en Colombia con el desarme de los sublevados, pondrá al país y a la región con su foco en temas como este para que el futuro no nos tome por sorpresa. Natagaima, por mencionar a alguno de nuestros municipios, está siendo tragado por el desierto de la Tatacoa y qué no decir de Villarrica, hundiéndose poco a poco en la desgracia. Los casos no son pocos, y ante este informe divulgado por los medios, vale la pena detenerse con cuidado en él y ante todo buscar los caminos. Todos somos responsables.

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