Opinión

Se acabó Disneylandia, bienvenidos a la Real Politik

Se acabó Disneylandia, bienvenidos a la Real Politik

Por Kevin Herney Castañeda Vargas


Mi voto al Senado será por Ariel Ávila, quién no pertenece al Pacto Histórico; a la Cámara de Representantes del Tolima por Camilo Delgado, que pertenece, pero en apoyo al Senador Luis Fernando Velasco, a quién le debe el aval liberal que la dirigencia del Tolima le negó en su pasada aspiración a la alcaldía de Ibagué; y, a la presidencia, votaré por el candidato Gustavo Petro.

Petro aún no tiene con qué ganar en la primera vuelta, su lugar en las encuestas puede registrar cambios sustanciales cuando la “coalición de la experiencia” y la “coalición centro esperanza” presenten candidatos únicos, además, siendo el coco de la clase política colombiana, la latifundista improductiva que se ubica en la extrema derecha o la industrial santafereña que hoy se ubica en el centro, tendrá un panorama mucho más complicado para una segunda vuelta.

Por otro lado, en caso de llegar, mucho menos tendrá gobernabilidad, debido a que un Congreso sin mayorías afines terminará hundiendo todas sus iniciativas. Luego entonces él, como pasa con cualquier fuerza política, deberá alinear o coaptar al contradictor. Así está diseñado el sistema democrático colombiano. Eso sí, con una leve distinción, unos pactan sobre lo programático y otros ganan mayorías con mermelada.

Si el Pacto Histórico quiere llegar, debe tragarse sapos como el de Luis Pérez. Decidan: Ética purista o poder. Sin vincular fuerzas no progresistas, el Pacto quedaría, por lo menos en democracia, al margen de materializar su proyecto de país. 

Entender esto no significa estar de acuerdo con Luis Pérez, ni defender su figura o borrón y cuenta nueva. Mi papá fue un falso positivo, jamás defenderé a alguien como Luis Pérez, pero ello no implica que de buenas a primera deseche los acuerdos programáticos que permitirán la materialización pacifica de un proyecto de país que considero urgente y necesario, en últimas, de eso trata la política, de pactos.

Por último, el “centro”, aprovechando la romántica y purista concepción de la política que maneja la gente de izquierda, lanza la caña e intenta pescar sus liderazgos.  Como mencioné en otra columna, el centro no existe, existe la moderación, quienes tampoco es que sean puros e impolutos. En el partido Verde estuvo Peñalosa y Fajardo está investigado por su negligencia frente Hidroituango. Eso que llaman centro es una colcha de retazos que siempre ha hecho lo mismo que hoy hace Petro, y que todas, sin excepción, todas las fuerzas políticas colombianas hacen. ¿Acaso no recuerdan la alianza entre el Centro Democrático y el partido FARC en Frontino-Antioquia para sacar alcalde en 2019? Ahí se las dejo.

Dijo un Senador: “Las elecciones se pueden perder, pero no la coherencia ética”, y así llevan 200 años, sin el poder de administrar el Estado.

Politólogo Universidad del Tolima

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