Periodismo de análisis y opinión de Ibagué y el Tolima

Opinión

Respeto al ejercicio periodístico

Respeto al ejercicio periodístico

Por: Erickzon Rojas Díaz


Según datos de la Fundación para la Libertad de Prensa – FLIP, desde que inició el paro nacional el pasado 28 de abril a la fecha, 260 periodistas y medios de comunicación han sufrido diferentes ataques, entre los que se destacan: agresiones físicas, acceso a la información, amenazas, detenciones ilegales, hostigamiento, robo o eliminación del material, obstrucción y daños a la infraestructura; Todos provenientes de la fuerza pública, particulares y funcionarios públicos.

 Es de resaltar que la ciudad donde se presentan los mayores abusos, ha sido Bogotá, seguido de departamentos como el Valle del Cauca, Antioquia, Cauca, Cundinamarca, Santander y Tolima.

En Ibagué, reporteros gráficos y periodistas de El Nuevo Día, El Olfato, Noticias Caracol, RCN, Le Contamos.com, Ecos del Combeima, entre otros, han sido víctimas de agresiones y de amenazas, hasta de muerte, obstruyendo claramente el ejercicio de la libertad de prensa. 

Al margen del legítimo derecho a la protesta, impedir que un periodista haga su labor profesional, es un acto condenable. Los actores involucrados dentro de las manifestaciones, deben entender que lo que se busca es informar, que el comunicador es ante todo un servidor del interés general.

 No queremos ser parte de ese juego hostil de la polarización que hoy tiene sumido al país en una profunda división de cara a las próximas elecciones.

  Si bien algunos periodistas y medios de comunicación tienen una línea editorial ligada a ciertos sectores, esta no debe tenerse como referencia para llegar a la estigmatización y generalización, y que ello sirva de pretexto para la agresión.

Los periodistas y medios de comunicación del departamento rechazamos las agresiones a los comunicadores de la ciudad. Toda nuestra solidaridad para nuestros colegas de la emisora, Ecos del Combeima, quienes fueron víctimas de algunos desadaptados que los agredieron y amenazaron en la marcha del pasado 28 de junio. 

Fue tal el grado de intimidación que tuvieron que huir del lugar al temer por sus vidas. 

Desde aquí hacemos un llamado a la cordura, al respeto por la vida y al libre ejercicio de informar. Colombia no puede convertirse en una sociedad distópica, donde reine la intolerancia y el paroxismo propio de aquellas personas que convierten su fanatismo en agresión, contra quienes ellos creen, no comulgan con sus ideales.

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